CRÓNICAS 2008

ALGARVE

Luis Martínez Santiago

Vicepresidente del Club

VACACIONES EN EL ALGARVE

Hola a tod@s.

Con renovada ilusión iniciábamos nuestras vacaciones con destino al sur de Portugal.

En un viaje programado en dos etapas, hicimos noche en Cáceres. Llegamos a primera hora de la tarde con tiempo justo para el almuerzo en el propio Hotel Ágora, muy céntrico, en pleno casco urbano, dotado de unas cómodas instalaciones.

Por la tarde, aprovechamos para hacer una visita por la ciudad y su recinto amurallado. Después, fuimos acomodándonos en distintos restaurantes para dar cuenta de la cena, y seguidamente al hotel, para descansar. Al día siguiente había que madrugar.

Día 13 martes.

Nuestra capacidad de resistencia quedó sobradamente reconocida, pues hicimos un largo recorrido hasta la primera parada técnica.  Más tarde, resultó muy relajante la parada de descanso en Venta Pazo, en la Ctra. Sanlucar la Mayor-Benecazón, donde disfrutamos de un ambiente acogedor, buen servicio y mejor jamón ibérico, para algun@s.

A las 14,30 horas (hora española) llegamos a Alfamar con tiempo justo para entrar en el comedor del hotel. Ya habíamos cambiado la hora de nuestros relojes.

Después del almuerzo fuimos tomando posesión de nuestras habitaciones y tras un merecido descanso iniciamos una visita de reconocimiento por el complejo hotelero.

El hotel Alfamar Beach & Sport Resort (4*), está a pie de playa y dispone de unas fenomenales instalaciones deportivas. Al quedar un poco retirado de poblaciones importantes, te permite el descanso y disfrutar de la naturaleza paseando por su entorno que es una delicia.

El Algarbe es la región más al Sur de Portugal con cerca de 200 Km. de costa, famosa por sus playas deslumbrantes y paradisíacas que se esconden entre coloridas calas y arenales donde perder la vista.

En verano, con un clima privilegiado tiene el sol como uno de sus principales atractivos, además de su gastronomía, su vida de noche y la practica del golf. Pero, en este mes de mayo, lloviendo casi todos los días, no pudimos disfrutarlo como era nuestro objetivo.

  

Hemos tenido una climatología muy inestable. También es cierto que en España llovía a cántaros.

Las comidas del hotel, en forma de buffet, estaban bien condimentadas y de buen sabor. Poca variedad, salvo los dos o tres últimos días que hubo algo más, con ternera, paella y bacalao, que siendo este último un alimento muy codiciado en Portugal, solamente lo degustamos en el hotel la víspera de nuestro regreso.

La vida nocturna la centrábamos principalmente en el hotel y un par de bares próximos, recién instalados y dotados de amable personal.

Las noches de los jueves y viernes amenizadas por un grupo musical  sonaban muy bien. Un grupo de bailarin@s brasileños  deleitaba a la concurrencia con su ritmo, y un divertido animador era el regocijo de todos.

Los más deportistas disfrutaron de las cómodas instalaciones que disponía el hotel. Algunos basamos nuestro tiempo de ocio en agradables y largos paseos por la playa, autentica delicia de paisaje; y otros, en la terraza e inmediaciones dotadas de tumbonas para tomar el sol, que llegado el momento compartíamos con unas refrescantes bebidas.  Después del almuerzo degustar un buen café portugués era todo un rito.

Dicen las guías que la región algarvía ofrece a sus visitantes otros encantos que la convierten en uno de los destinos turísticos más apetecibles del mundo: el parque natural de la Ría Formosa o la Sierra Algarvía donde se esconden siglos de historia de la vida usos y costumbres de Portugal.

Hemos visitado lugares muy emblemáticos como la Albufeira, de origen romano, fue la Al-Buhera árabe, actualmente ciudad que vive la explosión turística, que poco le queda de villa de pescadores.  Algunos sintieron disgusto por no haber contratado el hotel en su proximidad, pero los excelentes informes que disponíamos de nuestro hotel, avalados por Juan Díaz (Viajes Malavi)  y otros compañeros que nos precedieron, no dieron lugar a duda.

Desde luego, si la ocupación hotelera define la calidad, tenía sus 246 habitaciones prácticamente ocupadas. Los españoles éramos los únicos que almorzábamos en el hotel. La media pensión era norma básica.

Jueves Día 15.

Nos desplazamos a Silves. ¿Qué más se puede pedir a una población que tiene castillo, murallas, catedral, museo arqueológico y puente medieval?... Pues, pediríamos que no cierren a visitas a las 5 de la tarde o que la Sé (catedral), no  esté cerrada por obras. Amén de lo dicho, la lluvia hizo su aparición y tuvimos que regresar al hotel, no sin antes ver tiendas y hacer unas fotografías de recuerdo.

En todo el Algarve las iglesias, museos y monumentos permanecen cerrados en horario de tarde, pero como es de todo conocido, el objetivo fundamental de nuestros viajes vacacionales son la playa y por las tardes hacer  visitas a poblaciones limítrofes si el tiempo, lugar y horario lo permiten.

El horario de comidas en el hotel era de 7,30 a 10 h., de 12,30 a 14 h. y de 18,30 a 21h; gran condicionante en nuestras excursiones de tarde. Es obvio que en Portugal madrugan mucho y se recogen enseguida.

El viernes 16

visitamos Vilamoura. Su enclave turístico gira en torno al gran puerto deportivo lleno de embarcaciones y rodeado de tiendas, restaurantes y bares donde paseamos por sus alrededores y degustamos  unas  cervezas “cervejas”.

Tanto gustó a tod@s el lugar que hubo propuestas para volver al día siguiente sábado a cenar. Muchas manos se alzaron en el autobús de forma afirmativa que luego se volvieron atrás llegada la noche. Experiencia que quién me suceda posiblemente no repita y sugerirá que quién quiera cenar fuera del hotel que utilice otros medios de transporte públicos.

Lunes Día 19.

Después de una ardua gestión, bajo los auspicios de Viajes Malavi, contratamos los servicios de una guía oficial, Ana Dias, que nos llevó a conocer la zona protegida del Cabo de San Vicente, Sagres con la panorámica Punta de la Piedade, y Lagos, donde almorzamos unos de pic-nic y otros de tenedor aprovechando la gran oferta hostelera.

Por la tarde, hicimos una ruta turística por Portimao y paramos en el fuerte de Santa Catalina, para hacer la foto de grupo y otras de la Praia da Rocha, uno de los lugares más fotografiados del Algarve, algo espectacular. Como siempre, el tiempo se nos echaba encima y regresamos al hotel para la cena. Disfrutamos de un espléndido día.

Martes Día  20.

Viajamos a Loulé y Alte. Primero visitamos Loulé, uno de los municipios más extensos y poblados del Algarbe, situado en el interior, famoso por ser un importante centro artesano. Uno de los lugares con mayor encanto en la villa es el mercado neo-mudejar, edificio de hierro fundido del siglo XIX, pero, para disfrutar de su mercado espectacular hay que ir los sábados por la mañana.

Callejeamos un poco y luego nos dirigimos a Alte(a 27 km de Loulé), probablemente, la más pintoresca y encantadora aldea del Algarbe. Recorrimos sus sinuosas callejuelas blancas y nos acercamos a una serie de manantiales donde el agua brota de nichos decorados con azulejos y placas con inscripciones en loor del agua, obra del poeta local Cándido Guerreiro. Aquí el agua delata sus orígenes volcánicos, con una temperatura bastante fresca; mucha gente la utiliza en la creencia de que prolonga la vida y preserva la salud.

En este lugar tuvimos oportunidad de visitar la iglesia parroquial de estilo barroco con adornos decorados con oro de Brasil. La reciente instalación eléctrica no era dominada por la encargada de llaves, lo que nos privó de disfrutar de su interior iluminado.

Miércoles Día 21.

Madrugamos para visitar el mercadillo de Quarteira y dar una vuelta por su paseo marítimo. Es una  bonita ciudad rodeada de campos de golf, próxima a Vilamoura y la praia da Falesia. Tal era la proximidad, que algunos compañer@s caminaban diariamente haciendo este recorrido entre el hotel, Vilamoura y Quarteira.

Jueves Día 22.

Aprovechamos para viajar a Faro. Los portugueses celebran con mucho fervor el Corpus Christi. Por la tarde toda la población estaba siguiendo la procesión por sus adoquinadas calles.

Comenzamos la visita desde el Jardim Manuel Bivar, para pasar bajo el arco da Vila, puerta de acceso hacia el interior de la ciudad amurallada.

Adentrarse en esta ciudad significa pasear al abrigo de viajas casonas solariegas: intimismo sólo roto por el aterrizaje de aviones. Es impresionante el número de vuelos que llegan procedentes del Reino Unido y Alemania.

Visitamos la Sé (catedral). Su interior guarda quizás la más importante colección de imágenes y tallas del Algarbe de los siglos XVII-XVIII. No faltan los azulejos que revisten las paredes, siendo los más hermosos los de la capilla del Nossa Señora del Rosario y Nossa Señora del Conçensâo.  Subimos al campanario, desde donde disfrutamos de unas hermosas vistas. Tarde de claros y nubes que acabo mojándonos a todos.

Algunos se dieron una vuelta en el tren turístico, toda vez que su suelo adoquinado es en cierto modo incómodo para pasear si no llevas calzado adecuado.

Viernes Día 23.

Día muy lluvioso que aprovechamos para visitar Olhao y Tavira. Estratégicamente, y tratando de hacer tiempo en el autobús a ver si remitía la lluvia, viajamos primero a Tavira. Los libros dicen que es una hermosa ciudad ribereña, situada a ambos lados del río Giläo, y una de las más auténticas y pintorescas villas marineras del Algarve.  La lluvia nos obligó a consultar a la “asamblea general” acomodada en el autobús, que por unanimidad decidió dirigirnos a Olhao, ya en ruta hacia el hotel.

Olhao, resulto ser una ciudad de 13.000 habitantes con un precioso paseo del muelle y con el encanto marinero de las barreras arenosas de las playas que rodean la Ría Formosa. Algunos aprovecharon para ir de tiendas y supermercados buscando los famosos patees y café portugueses. La lluvia también hizo acto de presencia.

El sábado, como es preceptivo, fue día de descanso. Algunos aprovechamos para movernos por diferentes poblaciones del entorno. Otros, se quedaron en el hotel disfrutando de su piscina cubierta, sauna, masaje y cafetería.

El domingo día 25

tuvimos que madrugar un poco. En Portugal eran las 5,30 de la mañana, una hora menos que en España. Así que ajustamos relojes y nos pusimos en carretera para hacer los 200 primeros kilómetros con parada en la Venta de Pazo. Luego, seguimos ruta hasta la segunda parada técnica, donde algunos aprovechamos para comprar las famosas tortitas de Castuela SANCHECITOS a base de leche cruda de oveja de gran calidad. Tipico producto de Castuela – Badajoz. ¡Que fuerte olor tienen las tortitas!...

Prácticamente, en todo el recorrido no dejó de llover. Llegamos a las 13,45 h. a Plasencia y unos visitaron la ciudad, otros se fueron a ver la salida del Gran Premio F1 en Mónaco, y otros buscaron asentamiento para almorzar. En el hotel nos habían preparado un lunch pic-nic para desayunar, toda vez que el comedor no abría hasta las 7,30 h., que los más dispuestos aprovecharon para dar buena cuenta de él.

A las 16 h. reanudamos viaje a nuestros lugares de origen, acompañados como siempre por la lluvia que ha sido nuestro sufrimiento prolongado durante las vacaciones. Siendo justos, en nuestro querido país diluviaba, que es peor.

Como era de esperar, la puntualidad y la observancia de las normas que hemos dado para la utilización de los accesos del autobús, en aras de la comodidad de todos, han sido exquisitas. Las personas, en su inteligencia, saben que hay ocasiones en que la climatología te obliga a entrar por donde puedes. Nosotros debemos ser muy tolerantes con ello.

Voy a concluir esta crónica con la llegada a Asturias. Despedidas y expresiones de agradecimiento.

Feliz verano a tod@s.

Crónica:

      Luis Martínez Santiago

Fotografía:

      Alberto Martínez Santiago.