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Chema Ovín Corral Compañero prejubilado de la Caja |
Salida a las 8 y pico de la mañana de Oviedo, después de recoger a compañeros en Avilés y Gijón, creo recordar que éramos un total de 28 ilusionados viajeros, rumbo a Portugal. La media de edad de los viajeros era aproximadamente la del autocar que Autos Epifanio puso a nuestro servicio, es decir superior a los cuarenta años, cuya conductora Mary, toda simpatía y amabilidad nos hizo muy agradable el viaje (aunque no estaría de mas que actualizara la discografía y la videoteca).
Previa parada en Villaquejida para tomar un pinchín y que se recuperara el autocar seguimos rumbo a la ciudad de Braga, donde llegamos a tiempo para comer. Allí sirvio para establecer las primeras relaciones entre los viajeros, y comprobar lo bien que se llevan nuestros vecinos y el arroz, pues nos lo dieron en todas las comidas excepto en los desayunos. Una vez terminada la comida se nos presentó Yolanda, la simpática y competente guía que nos acompaño todo el viaje.
Por la tarde visitamos el casco histórico de la ciudad donde pudimos contemplar procesiones y visitar la Catedral a la puerta de la cual coincidimos con una tuna de Valencia, cuyos componentes por la edad que tenían, hacia años que habían dejado la Universidad (parece ser que había un encuentro de tunos en la ciudad).
En nuestro paseo llegamos a una plaza donde las damas pudieron refrescar la vista con un grupo de tunos que en calzoncillos, (algunos dado el exceso de grasas que tenían habrían quedado mejor vestidos), daban vueltas alrededor de una fuente mientras otros tunos les echaban agua por encima, nos dijo Yolanda que era el bautizo de los tunos novatos. A continuación nos dirigimos al Santuario del Bom Jesus cuya característica mas importante es su escalera de estilo barroco, la cual se divide en dos tramos la primera es la que nace en la base del Santuario, adornada con capillas del Via Crucis, cada una adornada con esculturas que reflejan la pasión de Cristo. La subida hasta el Santuario nos la evitó Mary llevándonos en autocar hasta la cima del mismo. Previa visita a la Iglesia del Buen Jesus, iniciamos el descenso del tramo superior de la escalinata, la cual tiene forma zizageante, está dedicada a los sentidos, y en cada descansillo hay una fuente alegórica a los mismos (vista, oído, gusto, olfato y tacto) y desde la cual se contemplaba unas hermosas vistas de la ciudad. A continuación nueva ración de autobús hasta la ciudad de Oporto, llegada al hotel (por cierto una buena elección, céntrico y en muy buen estado). Después de cenar en el mismo, salida nocturna opcional por libre, durante la cual el grupo en el que me encontraba pudimos comprobar el poco aprecio de los portugueses a los gin-tónic.
Descansados y después de un buen desayuno salimos en autocar para realizar un visita panorámica a la ciudad, comenzando por la Avda. Boavista que desde la Plaza de la República a lo largo de cinco kilómetros nos lleva hasta el borde del mar, es el barrio residencial mas lujoso de Oporto a lo largo del cual se pueden ver viviendas unifamiliares algunas construidas a principios del pasado siglo, la pena fue que había una densa niebla que no nos permitió ver la costa.
A continuación bordeando el rio Duero nos dirigimos al centro de la ciudad donde visitamos por fuera la Torre de los Clérigos, la cual tiene una altura de 76 metros y al estar en la parte alta de la ciudad, antiguamente servia de referencia a los barcos que navegaban por el rio, después con un pequeño paseo fuimos a ver la librería Lello e Irmao, la cual es punto de peregrinación de los seguidores de Harry Poter, nosotros solo pudimos verla desde le exterior pues estaba cerrada, a continuación fuimos a visitar las Iglesias Virgen del Carmen y Carmelitas, aunque las hubo que visitar discretamente pues estaban celebrando la misa. El resto de la mañana fuimos al Palacio de la Bolsa de Oporto, donde destaca la Sala Arábiga, la cual está inspirada en el Palacio de la Alhambra de Granada.
Dejamos el Palacio y nos dirigimos caminando al Barrio Ribeira el cual forma parte del Patrimonio de la Humanidad de Unesco, dimos un paseo por el mismo y nos dirigimos al autobús para ir a comer al hotel.
Después del almuerzo y un breve descanso en el hotel, nos dirigimos a través del Ponte Das Barcas, el cual tiene un tráfico rodado y peatonal intensísimo a Vila Nova de Gaia, para visitar, degustar y si nos apetecía comprar vino de oporto en la famosas bodegas Sandeman. Una vez realizada la visita el autobús nos llevó a través del citado puente a la Plaza de los Aliados para que disfrutáramos del resto de la tarde de por libre. Un pequeño grupo fuimos con la idea de tomar algo en el famoso café Majestic, pero les debe de ir bien porque a pesar de ser domingo lo tenían cerrado. De regreso al hotel cena y una copa con una agradable tertulia antes de retirar.
Después del desayuno nos dirigimos en el autobús hacia la villa de Guimaraes, pequeña población de unos 50.000 habitantes, cuna de la nación portuguesa, la cual fue Capital Europea de la Cultura en 2012, es una villa muy tranquila y muy bien cuidada, ideal para una vida sin grandes prisas. Al llegar hicimos una visita exterior al castillo, y que se encuentra en la parte alta de la ciudad al lado del Pazo de los Duques de Braganca, el cual fue construido en el siglo XV, en el siglo XIX, fue cuartel y después de un periodo de abandono a mediados del siglo XX, fue restaurado y convertido en museo. Actualmente tiene también la función de ser la residencia del Presidente de la República cuando debe viajar al norte de Portugal. Posteriormente a través de la Rúa de de Santa Maria llegamos a la Plaza de Oliveira, donde se encuentra la Iglesia de nuestra Señora de la Oliveira, delante de la cual hay un pequeño templo gótico el Padrao do Salado, formado por cuatro arcos y en el centro una cruz. Retorno al autobus y viaje a Oporto para comer en el hotel.
Por la tarde volvimos a Vila Nova de Gaia, para subir una embarcación típica de Oporto, que nos dio un pequeño paseo por el rio Duero, permitiéndonos ver hermosas panorámicas de las dos riberas. Compartimos el viaje con unos turistas rusos, cuya guía nos dio el viaje pues no calló en todo el tiempo con la megafonía al alto la lleva, no quiero pensar como habría sido el viaje sin ella dando voces.
Una vez terminado el viaje, recorrido panorámico en autobús por la zona de Dos Antas, donde tuvimos ocasión de ver el estadio de fútbol del Oporto para posteriormente dejarnos cerca del café Majéstic, donde por fin pudimos tomar el café en grupos muy unidos, pues nunca vi un local mas aprovechado a la hora de poner mesas. Pequeño paseo hacia el hotel, para cenar, copa y tertulia.
Por la mañana viaje en autobús a la cuidad de Coimbra la cual se encuentra a unos 150 km de Oporto. Ciudad universitaria, tiene la primera universidad de Portugal y una de las mas antiguas de Europa, con una población de casi 150.000 habitantes, es una ciudad de calles estrechas, escaleras y arcos medievales.
Nada mas llegar no dirigimos al Convento de Santa Clara la Nova, construido en un alto para sustituir al primitivo convento a orillas del rio Mondego, pues sus continuas subidas de caudal acabó arruinando el mismo.
En su iglesia se encuentra los resto de la Reina Santa Isabel, patrona de la ciudad muy querida por el pueblo y que fue protagonista del milagro de la rosas.
Después nos dirigimos a visitar la Universidad en la parte alta de la ciudad, con una hermosa explanada en la cual hacia un sol de justicia, visitando la biblioteca Joanina, de construcción barroca, que consta de tres salas comunicadas por arcos y que alberga mas 70.000 volumenes personalmente me pareció preciosa, parece ser que los murciélagos colaboran en la conservación de la misma. También se visitó el rectorado de la misma, y un balcón que no inspiraba mucha confianza, desde donde se veían unas buenas vistas de la ciudad. 
Posteriormente descenso a través de sus estrechas calles hasta la parte baja de la ciudad donde estaba el hotel en el que comimos.
Cuando llegamos y aprovechando que hacia un dia de verano nos dividimos en grupos para viajar por los canales en unos pequeños botes llamados moliceiros, mientras los “gondoleros” nos iban explicando las zonas que visitábamos. Al atardecer vuelta al autocar para dirigirnos al hotel para cenar y descansar.
Ultimo día del viaje, después del desayuno salimos tranquilamente para iniciar el viaje de regreso y previa parada en la población de Regua, donde contemplamos su Iglesia, y repostamos brevemente en sus pastelerias para degustar los dulces de la zona; bordeando en rio Duero, llegamos a la Quinta do Seixo (que no tiene nada que ver con lo que su nombre parece insinuar) la cual pertenece a las Bodegas Sandeman. Debo aclarar que esta finca al borde del Duero, y al igual que todas las que se encuentran en la zona, son como el Angliru pero con cepas de vino y teniendo en cuenta que la bodega se encontraba el parte superior de la misma, el autobús tuvo que subirnos a través de una carreterina propia de cabras, provocando que mas un viajero estuviera al borde de un ataque de pánico. La verdad es que una vez arriba la vista compensaba, con el Duero a nuestros pies. Después de una breve charla por parte de una empleada de las bodegas y de las oportunas compras de vino, nos dieron una degustación-comida a las sombra de una carpa en plenos viñedos que fue muy bucólica y compensó los riesgos de la subida. Terminada la comida las voces mas dotadas nos alegraron la sobremesa con unos cantarines. A la hora de bajar hacia la carretera se decidió por mayoria absoluta bajar caminando para favorecer la digestión, y que Mary se arriesgara a bajar ella sola el autobús a la carretera.
A continuación viaje de regreso hacia Asturias, a la que llegamos después de dos paradas técnicas, con lluvia y relámpagos, no sabemos si sería consecuencia de los cantarines de la sobremesa. Durante el citado viaje disfrutamos de la intemporal videoteca del autobús, con una película del año 63, (para los cinéfilos diré que la película se titulaba "La Cesta" y el protagonista era Antonio Garisa), en fin una reliquia, pero cumplió su fin que era hacer mas llevadero el viaje de vuelta.
En fin un viaje muy agradable, con unos compañeros estupendos, que el que suscribe no dudaría en repetir.