CRÓNICAS 2006

ARGENTINA

María Teresa González Álvarez

Compañera de la Caja, en la oficina de Pgno. de Otero

24 DE NOVIEMBRE - OVIEDO-BARAJAS

Tras una breve espera por una compañera, salimos de Oviedo a las 2 y media de la tarde, rumbo a Madrid, en autobuses de Llaneza, ilusionados ante la magnitud del viaje que ya por fin empezamos a vivir, desde aquel ya lejano 16 de enero en que se publica la circular correspondiente.

Hacemos una breve parada, para tomar algo, y seguimos rumbo al aeropuerto de Barajas, donde llegamos sin mayor incidencia hacia las 8 de la tarde. Mención especial se merece la película que vimos en el autobús número 1, rara, rara, rara…..

Con las maletas debidamente etiquetadas, cola para facturar, eso sí, por dos terminales exclusivos en los que se podía leer Club de Viajes CajAstur.

Una vez a bordo, pequeñas turbulencias nos retrasaron un poquito la cena. Película y a dormir.

Breve escala en Sao Paulo, donde nos amanece, y aterrizaje en Buenos Aires tras 14 horas de vuelo.

25 DE NOVIEMBRE - BUENOS AIRES

Recogida de maletas, etiqueta con el número de habitación, y otra vez al autobús, donde conocemos a los guías que nos acompañarán estos días en la capital. Marisa, en el autobús 1 nos habla de todo un poco, tango, mate, carne, dulce de leche, fútbol, compras, casas de cambio, taxis, remises… demasiada información después de una noche de avión.

Llegamos al hotel, al lado del Obelisco, para refrescarnos un poquito. Vuelve la moda primavera-verano, gracias a esta magnífica temperatura de la que podemos disfrutar en pleno noviembre, unos 22-25 grados.

Hacia la 1 de la tarde salimos a comer, caminando hasta un restaurante cercano, La Estancia, donde recibimos la visita del compañero de la oficina de Buenos Aires. Aquí tenemos un  primer contacto con la gastronomía argentina, chorizos criollos, provolone a la parrilla, empanadillas de carne, y por supuesto bife. Un detalle, siendo nuestra primera comida allí, el poder pedir el bife al gusto de cada uno. Ensalada y patatas para acompañar, y también primer contacto con la uva Malbec. El agua, con gas. La próxima vez nos acordaremos de pedirla sin. Un heladito, y al recreo.

Tarde libre en Buenos Aires, las zonas más visitadas fueron Palermo y Recoleta. Muchos nos acercamos a conocer el café Tortoni, el más antiguo de Argentina, en Avenida de Mayo, con lámparas y maderas antiguas, y una preciosa vidriera en el techo. Por lo visto, en los años veinte, era frecuentado por personajes como Ortega y Gasset, Carlos Gardel o Quinquela Martín.

26 DE NOVIEMBRE - BUENOS AIRES ZONA SUR

Salimos de mañana, para visitar en primer lugar la Plaza de Mayo. Alrededor de la misma, podemos ver la Casa Rosada, una pena que por los laterales estuviera cubierta de andamios. De las varias teorías acerca del color de la misma, la más aceptada es la que nos cuenta que este color característico fue producto de la mezcla de cal con sangre de animales, y en este tono se siguió conservando. En el centro de la plaza, la Pirámide de Mayo conmemora el 25 de mayo de 1810, año en que se obtiene la independencia de España. Enfrente de la Casa Rosada, el Cabildo, que acogió la deliberación de la Junta de Mayo, En uno de los laterales de la plaza, la Catedral Metropolitana, con trabajo de mosaico en el suelo. Antes de irse, hay que pararse un par de minutos en las baldosas blancas que hay en el centro de la plaza, que marca la ronda que hacen las madres de los desparecidos en la última dictadura militar. Sobrecoge.

Nos dirigimos después al barrio de San Telmo, alrededor del mercado de artesanías y antigüedades que se celebra en Plaza Dorrego.  Edificios de techos bajos, y calles empedradas, un rincón muy bonito, donde empezamos a realizar nuestras primeras compras.

Y seguimos al barrio de la Boca, crecido alrededor del antiguo puerto de Buenos Aires y cuna del tango. Pasamos al lado de la Bombonera, para bajarnos en el pasaje Caminito, y deambular un poquito por la zona. Es una callecita llena de vida y de colores, de bailarines de tango, de mercadillos, y en los balcones de los edificios, nos saludan Carlos Gardel, Eva Perón y cómo no, Maradona, que son algo así como las tres divinidades del país.

Como el estómago empieza a reclamar su ración diaria de vaca, ponemos rumbo a Puerto Madero,  terreno ganado al río, y reconstruido tras haber estado totalmente abandonado. Zona de paseo, de restaurantes y terrazas.  En el dique 3, el puente de la Mujer, diseñado por Santiago Calatrava. Allí saciamos nuestro apetito, con una ensalada y un buen bife.

Tarde libre, para poder volver a aquellos lugares que necesitaron unos minutos más, o descubrir otros nuevos.

27 DE NOVIEMBRE - IGUAZU BRASIL

Salimos para el aeropuerto donde conocemos a Mariano, quien nos acompañará en nuestro periplo hasta el regreso a Buenos Aires. Tras un retraso provocado por dificultades en la emisión de los billetes, embarcan los afortunados que poseen billete electrónico, el resto lo haremos a continuación. Pequeña crisis que se solventa con una ración de buen humor.

Llegamos a Iguazú hacia las dos de la tarde, recogida y etiquetado de maletas. Salir del aeropuerto es como entrar en el Corte Inglés en invierno, te viene un golpe de calor sofocante para el que no estábamos prevenidos.

A continuación nos dirigimos a la frontera con Brasil, en el trayecto conocemos a Mario, guía para estos dos días. Sello nuevo en el pasaporte, cambio de autobús y hacia el Parque Nacional de Iguazú. Allí nos apeamos en la parte superior de las cataratas,  para comer en un restaurante situado sobre las mismas, a la orilla del río Iguazú. Buffet libre en el que algunos aprovechamos a comer ensaladas más ligeritas, aunque desde luego la carne no faltaba. En la terraza del restaurante, a pesar de lo sofocante del clima, pudimos disfrutar del paisaje de las riberas del río, ver la orilla Argentina, el mirador sobre la Garganta del Diablo, y la espuma que venía de las cataratas hacia nuestra derecha, todo esto regado con una refrescante caipiriña, que para algo estábamos en Brasil.

Seguidamente, foto de grupo, y a caminar por las pasarelas brasileñas. Según se avanza por el sendero, vamos observando infinidad de saltos, hasta que en uno de los recodos del camino, aparece al fondo la impresionante Garganta del Diablo. Es un paseo fácil y cómodo, y diferente en todos y cada uno de sus tramos. La vista de las cataratas va cambiando, hasta que por una pasarela ya sobre las aguas podemos situarnos digamos que a medio camino del salto.

Otro fenómeno digno de ver llegados a este punto, era la espectacular tormenta subtropical que se acercaba rápidamente desde el sur, y que nos alcanzó poco después, nada más abandonar las pasarelas y dirigirnos hacia los autobuses.

Al anochecer, hacia las 8 de la tarde, emprendemos la marcha hacia el hotel, realizando una breve parada en una tienda de souvenirs, donde los menos precavidos nos hicimos con un par de chanclas y un bañador para el día siguiente.

Tras un pequeño baile de maletas, por fin nos instalamos en las habitaciones correspondientes, en el hotel situado en Foz de Iguazú.

28 DE NOVIEMBRE -IGUAZU ARGENTINA

Tras desayunar, nos dirigimos a visitar el lado argentino de las cataratas. Pequeño retraso en el autobús 1, nuestro querido Viso, por fin le hemos “pillao” en un renuncio!

Otra vez trámites de aduana, y vuelta a Argentina.

Llegados a la entrada del Parque Nacional, hacemos a pie un pequeño camino que nos lleva a la estación de las cataratas, donde esperamos unos 20 minutos por el tren. Una vez subidos, con banda sonora de la película La Misión, realizamos el trayecto que nos deja a 1 kilómetro de la Garganta del Diablo. Nos encaminamos pues hacia el famoso salto, por pasarelas que atraviesan el río, hasta llegar a situarnos al lado de la Garganta. El ruido del agua, lo impresionante de la caída de 80 metros, es indescriptible. Cogemos una buena mojadura, que se agradece debido al calor, y retornamos al tren.

Tomamos entonces a pie el camino por pasarelas para embarcar en lanchas que nos llevan al Cañón de la Garganta del Diablo, al salto de los Tres Mosqueteros y nos introducen prácticamente debajo de los saltos. Calados hasta los huesos, navegamos entonces los rápidos del río, para desembarcar y pasar rápidamente a un vehículo tipo camioneta, donde nos acomodamos para realizar un paseo por la selva subtropical, donde podemos admirar la flora y fauna del lugar.

Después de cambiarnos, comemos en el restaurante La Selva, dentro del mismo Parque Nacional, y después de una sobremesa con café y/o caipiriña, según gustos, regresamos al autobús.

Una vez en el hotel, algunos aprovecharon a darse un chapuzón en la piscina, otros para descansar, y hacia las 8 volvemos a salir para la cena-show, con la marca del sol en nuestras caras, brazos y escotes.

Cena-buffet, con parrilla, que compartimos con un grupo europeo, creo que griegos, y otro grupo masculino de japoneses, cámara de fotos en mano. Después de la cena, nos ofrecen un show típico brasileño, que incluía una muestra de danza capoeira, sin duda lo que mas éxito tuvo.

29 DE NOVIEMBRE -DESTINO TRELEW

Día de aeropuertos.  Abandonamos Brasil, para dirigirnos al aeropuerto y tomar el vuelo Iguazú-Buenos Aires. 2 horas de espera, y vuelo Buenos Aires-Trelew.

Aterrizamos en Trelew hacia las 7 y media de la tarde. Tras la recogida y etiquetado de maletas, subimos al autobús, donde conocemos a las guías para estos días. Sandra y Claudia. Sandra, en el bus 1, nos cuenta que dos de sus hijos son carbayones, con lo que ya se ha ganado el pin del asturcón.

Nos acomodamos en las habitaciones, y cenamos en el mismo hotel, un poco cansados tras el día de viaje.

La anécdota, se quedó en Brasil, donde mientras se ultimaban los trámites para abandonar el país, en el autobús 1 pudimos ver el DVD de nuestras andanzas el día anterior por las cataratas. Y allí aparecen dos compañeros de viaje (mantengámoslos en el anonimato) dándose un besito. Pues bien, en esto que aparece Viso por la escalera del autobús, y nos dice que eso que estamos viendo es una película XL, vamos, que dos rombos mínimo.

Carcajada general.

30 DE NOVIEMBRE - PENINSULA VALDES

Tras el desayuno, salimos en autobús hacia el norte, a realizar la visita a Península Valdés. Tras varios kilómetros por asfalto, llegamos a la Reserva Integral Península Valdés, unida al continente por el istmo Ameghino, de muy pocos kilómetros de ancho. Se trata de un circuito turístico ecológico, bordeando la península, lo que supone unos 450 kilómetros, la mitad asfaltados, la mitad camino de “ripio”.

Hacemos la primera parada en Puerto Pirámides, donde nos embarcamos para el avistaje de ballenas. Muy buen tiempo, y el mar muy tranquilo. Según nos alejamos de la costa,  ya podemos ver las colonias de cormoranes, y el paisaje patagónico que queda a nuestras espaldas, bastante árido. Una vez mar adentro, la embarcación se detiene, para que podamos ver a las ballenas que llegan a esta zona entre Julio y Diciembre. Algunos tienen más suerte, y las ballenas les hacen un poquito más de caso. Otros nos conformamos con ver sus jorobas, y algún que otro coletazo.

Desde Puerto Pirámides, seguimos ruta hacia Punta Delgada, donde comemos un buen cordero patagónico (a la estaca). Por el camino podemos ver las salinas, no explotadas en la actualidad, y fauna del lugar: maras, armadillos, guanacos.

Después de la comida, al pie del restaurante, damos un pequeño paseo hasta una playa llena de elefantes marinos, que se acercan a la costa para reproducirse y mudar de piel. Allí sentados, en silencio, podemos observar a los elefantes tumbados en la arena, otros más jóvenes jugando en la orilla, entrando y saliendo del agua…

Y seguimos ruta, hacia Caleta Valdés, un brazo de tierra frente a la costa, que se irá uniendo a la península con el paso de los años. Allí hay pingüinos y elefantes marinos, que vemos desde lo alto del acantilado.

Tras esta breve parada, regresamos a Trelew, nos quedan unas 2 horas y media de viaje, así que aprovechamos para una siesta.

Por el camino, vemos como pequeños altarcillos, llenos de trapos rojos, en las cunetas de las carreteras. La guía nos explica entonces que son favores que se piden al “Gauchito Gil”. La historia que nos cuenta, es la de una especie de Robin Hood patagónico, que robaba a los ricos para dar a los pobres. El jefecillo de la zona, harto, envía a asesinos para acabar con él. Cuando lo van a matar, éste le dice a su asesino que cuando llegue a su casa va a encontrar a su hijo muy enfermo, al borde de la muerte, y solo podrá salvarlo si le invoca a el, al “Gauchito Gil”. Y así sucedió cuando el mercenario llego a su casa. Llama la atención la cantidad de trapos rojos que se ven por todas estas carreteras.

 Ya en Trelew, algunos se acercan a un restaurante para probar la merluza negra, por recomendaciones de los guías. Variedad de opiniones, pero suponemos que estaría muy buena. También gozaba de fama el salmón blanco.

1 DE DICIEMBRE - GAIMAN Y PUNTA TOMBO

A unos pocos kilómetros al oeste de Trelew, visitamos la ciudad de Gaiman, de unos 5000 habitantes, donde podemos apreciar la herencia de la inmigración galesa. La ciudad posee una arquitectura propia, distinta de las ciudades de los alrededores. Casitas bajas, de piedra o ladrillo, casas de té, un bonito parque repleto de sauces donde visitamos el monumento a Cristóbal Colón. Vemos también la primera casa y la primera escuela de Gaiman, sin embargo, por causa del horario, no podemos tomarnos el típico té galés.

Así, continuamos viaje retornando hacia la costa, a Rawson y Playa Unión, donde almorzamos una cazuelita de arroz con marisco. En el mismo puerto, al lado del restaurante, vemos elefantes marinos tomando el sol.

Tras la comida, nos dirigimos al área protegida de Punta Tombo, donde se encuentra una colonia de pingüinos de Magallanes, según nos explican, de cerca del millón de ejemplares.  Se trata de una punta rocosa que penetra en el mar, flanqueada por suaves playas. Desde la costa, y hasta unos 2 kilómetros hacia el interior, debajo de los arbustos tienen sus nidos estos pingüinos. A lo largo de los senderos, podemos ver a los pingüinos cuidando de sus crías, esperando en los nidos a que el compañero vuelva con la comida para los polluelos, y cambiar el turno.  

Nos encanta la visita, poder pasear entre estos animalillos, oír a las crías pedir la comida, ver como suben de la playa, es para pasarse el día contemplándolos.

Retornamos a Trelew, a tiempo para poder dar un paseo por la ciudad antes de irse a dormir.

2 DE DICIEMBRE - GLACIAR PERITO MORENO

Madrugón para ir al aeropuerto, y continuar nuestra andadura por tierras patagónicas. Abandonamos el atlántico para dirigirnos a la vertiente andina, y visitar el Parque Nacional de los Glaciares.

Tras aterrizar en Calafate, lo primero que sorprende es el lago Argentino, al lado del aeropuerto, de un color azul turquesa brillante, motivado por el deshielo de los glaciares en sus aguas, según ya nos explica Lucas, nuestro guía, en el autobús.

La visita de este día es completa al glaciar Perito Moreno, primero a pie desde pasarelas y luego navegando a su orilla. Aunque no tuvimos la suerte de ver derrumbarse parte de sus paredes, si nos acompañó, incesante, el crujir de sus hielos milenarios acercándose lentamente al lago. El tiempo soleado nos permitió desabrigarnos un poco, y ver la luz violácea que desprendía el glaciar.

En la comida, aparte de un guiso de carne, pudimos probar un helado de calafate, es un fruto rojo, del que toma su nombre la ciudad, y que se usó para calafatear barcos.

No tengo manera de describir lo precioso, impresionante, increíble que resulta este paisaje glaciar, está claro que hay que ir y quedarse en una de las pasarelas a mirarlo, y todo lo que le hayan contado anteriormente a uno se quedará corto ante tremendo espectáculo.

Regreso a Calafate, con la boca aún abierta, para ocupar nuestras habitaciones y conocer el hotel, maravilloso. Algunos visitamos el spa y la piscina, y nos relajamos en la recepción del hotel tras la cena, decorada con muebles antiguos y por supuesto adornos navideños.

3 DE DICIEMBRE - GLACIAR UPSALA, SPEGAZZINI Y BAHIA ONELLI

Otro día de navegación, también por el lago Argentino, primero hasta el glaciar Spegazzini, luego el glaciar seco y finalmente el Upsala. El día se mantuvo nublado, lo que hizo que pasáramos un poco de frío, pero desde luego mereció la pena.

Cada uno ofrece una visión distinta, lástima no poder acercarnos más al Upsala, debido a la multitud de trozos de hielo que flotaban entre nosotros y su frente, uno de los más extensos.

Realizamos parada para comer, donde nos sorprenden con una crema de guisantes, que nos supo a gloria, calentita, y luego un breve paseo a pie hacía la bahía Onelli, encerrada entre montañas y abundante vegetación, una vista espectacular, con todos los icebergs que allí flotaban.

Después, regresamos al catamarán y decimos adiós al Parque Nacional, creo que casi todos repetiríamos esta visita.

De vuelta en Calafate, nos preparamos para la cena, en un restaurante de la ciudad bastante moderno, y muy cuidado. Ensalada, y un buen solomillo.

4 DE DICIEMBRE - HACIA USHUAIA

El día amanece perfecto, nos tomamos el desayuno con calma, ya que el avión no sale hasta las 3, y nos dedicamos a las últimas compras en Calafate. Sin embargo, y como ya habíamos tenido demasiada suerte hasta el momento, un retraso en el vuelo nos permite comer tranquilamente en la ciudad, hasta que nos subimos al autobús. El fondo sur ficha un nuevo miembro, el señor José Antonio Viso, quien debido a sus múltiples responsabilidades ha de dejar el ocio a un lado y volver a sus tareas.

Antes de bajarnos, nuestro guía, Lucas, nos ofrece un tango en vivo y en directo, al que se unen aquellos mas animados

        “…que veinte años no es nada, que es febril la mirada…”

Aterrizamos finalmente en Ushuaia, a eso de las 7 de la tarde, limitándose la visita programada a un breve recorrido en autobús por la ciudad, debido a que se nos hizo tarde y a que el tiempo no acompañaba. Aun así, algunos nos bajamos en alguna de las paradas para hacer fotos, que no todos los días visita uno el fin del mundo (bueno, eso, y que algo de morriña de la lluvia ya había, ya).

Seguidamente nos dirigimos al hotel, ubicado en la falda de una montaña, lo que permite disfrutar de una vista panorámica maravillosa de la cuidad de Ushuaia, del Canal Beagle, y de la nieve que corona los montes circundantes.

Cenamos en el restaurante del hotel, mirando como anochecía sobre la ciudad, y de paso el tráfico aéreo, ya que la vista del aeropuerto no tenía desperdicio.

5 DE DICIEMBRE - USHUAIA Y CANAL BEAGLE

Tras el desayuno con vistas, nos dirigimos al puerto para navegar el canal de Beagle, dejando la ciudad a las espaldas. De nuevo tiempo soleado, lo que hace el viaje en barco mucho más placentero. La navegación nos lleva hasta el faro del fin del mundo, igual que en las postales, pasando por las Islas de los Lobos (marinos, se entiende) y los Pájaros. Muy bonito, entre Argentina y Chile. Antes de llegar a puerto, recibimos nuestro diploma correspondiente como navegantes del canal, y algunos dejamos el sello en nuestro pasaporte.

A la vuelta, esta vez toca pescado, ya se sabe, por cambiar. Había interés por probar la centolla, no se si alguno de los compañeros lo habrá hecho, yo como lo que es el marisco no me va mucho, ni lo intenté.

Después de la comida, realizamos dos breves visitas, primero al presidio, hoy museo, y luego al Museo del Fin del Mundo. Muy interesante la sala del Museo Marítimo, en el presidio, con maquetas de barcos y geográficas, y por supuesto el Museo Penitenciario, recreaciones de la vida en las celdas, y con uno de sus pabellones conservado tal cual a través de los años. No queremos ni imaginarnos el frío que debieron pasar allí los antiguos inquilinos.

Resto de la tarde libre, aparte de las compras, muchos aprovechamos para enviar postales desde Ushuaia, que los empleados de correos nos llenaron de sellos.

6 DE DICIEMBRE - PARQUE NACIONAL TIERRA DEL FUEGO

Visitamos por la mañana el Parque Nacional de Tierra de Fuego, mucha vegetación y fauna características. Nos detenemos al pie de un pequeño lago, para continuar hasta Bahía Lapataia, donde caminamos por pasarelas de madera, hasta llegar a la bahía. Seguidamente damos un paseo por un sendero entre bosques, para continuar en autobús hasta un lago, creo que el lago Roca. Se trata de un lago precioso, el agua está muy tranquila y refleja las montañas que lo rodean, con nieve en sus picos.

De aquí, seguimos hacia el tren del fin del mundo, que nos lleva a recorrer los cementerios de árboles que talaban los presos, las turberas que allí se formaron, y un pequeño rincón, la cascada que forma el manantial Macarena.

Llegados a la estación del Ferrocarril Austral Fueguino, merece la pena ver las dos locomotoras restauradas que allí se exhiben.

¿Otro asado patagónico? Por supuesto, allí nos dirigimos, buffet y carne a la parrilla, buenísimo.

La tarde es otra vez libre, ultimamos compras antes de subir al avión que nos lleva de vuelta a Buenos Aires, donde aterrizamos finalmente hacia las 12 de la noche, dando así por finalizada nuestra aventura patagónica.

7 DE DICIEMBRE - BUENOS AIRES ZONA NORTE

Aquí estamos otra vez, en la gran ciudad, esta vez dispuestos a maravillarnos con los barrios más bonitos de Buenos Aires. Nos dirigimos en primer lugar al barrio de Recoleta, donde visitamos su cementerio, lleno de mausoleos. Cómo no, visita obligada a Evita Perón. Dejamos pendiente para los próximos días en que no estaremos sujetos a horarios la basílica de Nuestra Señora del Pilar, y los varios centros culturales que se hallan en la zona.

Seguidamente, ponemos rumbo a Palermo, donde visitamos uno de sus jardines. El verdor y lo cuidado de estos parques, muestra un Buenos Aires totalmente diferente al que habíamos conocido hace ya casi dos semanas.

En este punto, algunos ya nos separamos porque la vena consumista ya nos iba a explotar. El resto de compañeros, se dirigieron a almorzar al Centro Asturiano, a la Quinta Olivos, donde creo que fueron muy bien homenajeados.

A la noche,  salimos para cenar en Madero Tango, con espectáculo incluido. Otra vez carne, que placer! (los que somos carnívoros, la verdad que en este viaje estuvimos encantados de la vida).

El show estuvo entretenido, sin embargo alguno salimos de allí algo decepcionados, creo que esperábamos ver algo mas explícito, y un poco menos de ballet. En cualquier caso, la última comida que compartimos fuera de un avión, y la mayoría disfrutamos del momento.

8 Y 9 DE DICIEMBRE - BUENOS AIRES

Días libres para dedicar a aquellos lugares que necesitaron más calma en la visita, y para compras.

Algunos hicimos la excursión a Tigre que nos ofreció la agencia. Se trata de unas pequeñas islas que forma el río Paraná en su delta, llenas de casitas, casas, y mansiones, todas con su propio embarcadero para circular pos los canales, y por supuesto clubes de remo. Según nos explican, suele ser el lugar preferido por los bonaerenses para sus fines de semana.

Finalmente, el día 9 nos dirigimos al aeropuerto internacional de Ezeiza, para tomar el vuelo de las diez de la noche con destino Madrid. Nos despedimos allí de Viso, que se queda para acompañar al segundo grupo hasta el día siguiente, y de Mariano y Santiago, quienes nos acompañaron en gran parte de este viaje. Desde aquí nuestro saludo y agradecimiento para ellos.

10 DE DICIEMBRE - ASTURIAS, PATRIA QUERIDA

Aterrizaje en Madrid, (que frío, no nos habíamos dado cuenta que aquí ya es diciembre, pero diciembre de verdad, el del frío y las heladas) esta vez sin escalas, y tras una breve espera para reclamar las maletas extraviadas, nos subimos al autobús para emprender el tramo final de nuestro viaje, a casa.

Hacia las 9 y media de la noche, llegamos a Oviedo, cansados pero muy contentos, dando aquí ya por finalizado nuestro viaje.

Para terminar, solo me queda agradecer sus desvelos a todas aquellas personas que han hecho posible que este viaje se llevara a cabo, tanto desde el Club de Viajes como desde todas las agencias de turismo, transporte, guías, etc… implicados. No me cabe duda  las complicaciones que debe suponer llevar a 80 y hasta 120 “gallegos” a raya durante 15 días por toda Argentina.

Especialmente a Viso, el poder darnos la oportunidad a muchos de visitar las cabinas de  los pilotos en los distintos vuelos. Toda una experiencia, que a mi personalmente me ha “casi” curado el miedo a volar.

Muchas gracias por todo, y espero que nos veamos pronto en otro viaje.¡ Y Feliz Año a todos!