Pablo de la Varga Amigo del Club de Viajes |
El agua que se evapora tiene que sujetarse a una partícula en suspensión, muchas partículas en suspensión con agua forman una nube.
Las centrales térmicas queman grandes cantidades de carbón que llenan el aire de minúsculos elementos de azufre, por decirlo de alguna forma, a los que se sujetan el agua evaporada y cuando llueve cae transformada en ácido sulfúrico que quema los árboles y el suelo, a esto se llama lluvia ácida.
Uno de los primeros sitios donde se observó este fenómeno fue en la Selva Negra.
La Selva Negra formada principalmente por abetos, tiene una longitud de 160 Km. de largo por unos 60 de ancho; regula la humedad y temperatura de su entorno, Alemania, parte de Suiza, parte de Francia. Un huracán de baja intensidad, El Lothar, provocó grandes calvas tirando todos los árboles afectados y desde entonces se toman fuertes medidas en todas las centrales europeas, contra esta lluvia.
Las nubes grises, la sabia verde oscura de los abetos, la densidad de sus árboles que hacen que la luz del día casi no llegue a sus caminos, es por lo que este sitio toma este nombre ya desde la época de los romanos.
El Rin nace en los Alpes suizos entra en el Lago Constanza y forma poco después la Cascada del Rin, de 24 m de caída, como un edificio de nueve pisos, hace frontera con Austria, pasa por Francia, Alemania, Países Bajos, desemboca en el mar del Norte.
Uno de los ríos más importantes de Europa de 1.320 Km. de recorrido, de ellos 300 navegables.
Este es el magnífico marco de un viaje preparado por El Club de Viajes de la Hermandad de Empleados CajAstur del 8 al 16 de septiembre de 2007.
Aterrizamos en Ginebra, Suiza con emoción, en la cena terminamos de conocernos pues éramos cincuenta y cuatro, nada menos.
Empezamos a recorrer Ginebra por el barrio de las Naciones Unidas lleno de sedes internacionales más de cien. A todos nos produjo curiosidad aquella gigantesca silla con una pata rota; era en recuerdo a las victimas de las minas antipersonas.
Una catedral para que lo sea tiene que estar a cargo de un obispo católico apostólico.
Desde el autobús vemos muy fugazmente una iglesia ortodoxa, aquellos cristianos que se santiguan al revés. Caminamos hacia la iglesia de San Pedro de columnas salomónicas y torres góticas no pudimos entrar porque estaban oficiando; La Guía nos explicó que lo mejor era lo de fuera; dentro los protestantes quitan imágenes, pinturas, cualquier símbolo e incluso los de las vidrieras. Paseamos por la Plaza de Buorg de Fuor, Ayuntamiento, enfrente viejísimo hospital que hoy ya no lo es donde se curaban peregrinos del Camino de Santiago. Seguimos hacia la El Muro de los Reformadores, padres del protestantismo, Lutero, Calvino, Zinglio, Farel entre otros que dieron origen al luteranismo, calvinismo, baptistas, metodistas, anglicanos, mormones, testigos de Jehová, por nombrar los más conocidos. Preciosa la rosaleda del Lago Leman, contemplamos aquel chorro que lanza a 140 m de altura 400 toneladas de agua, solo lo ponen en funcionamiento cuando no sopla el viento. Foto donde fue asesinada Sisí Emperatriz por un anarquista, foto en la tumba del mecenas de Ginebra, un noble que donó veinticinco millones en oro de la época a la ciudad porque se enamoró de ella.
Llegamos a Zurich a orillas de río Limat, fenomenal iglesia protestante, limpia por dentro, con el mismo nombre que la anterior. Subimos a lo más alto y vimos la fantástica ciudad a vista de pájaro, junto a una iglesia masónica. Callejeando nos topamos con un reloj de ocho metros de diámetro en una torre.
Lucerna, visitamos el monumento al León herido en memoria de la Guardia suiza al dar sus vidas en defensa del Rey francés Luís XIV, en vista de esta valentía cuando el Papa necesitó una guardia para su protección los eligió a ellos. Hoy en día tienen que medir como mínimo 1,70 m y estar solteros. Los uniformes fueron diseñados por Leonardo da Vinci. Cruzamos los dos puentes de madera uno el de la Capilla, data de 1333..
Desde Lucerna en barco por el Lago de los Cuatro Cantones, dependiendo donde atracara unas veces se hablaba francés, otras alemán; rodeado de pueblecitos imposibles llegamos a Vitznau, para salvar más de 1400 m del Monte Rigi en el primer tren cremallera de Europa. Todos sentíamos felicidad, aquel aire puro, aquellos paisajes, aquella comida, aquellas montañas que percibíamos más grandes que las nuestras.
Descendimos en el teleférico. El suizo sin esperar a la hora, al llenarse la cabina nos bajó. Sonreía como un niño cuando exclamábamos ante aquellas vistas y caídas. Cara de asombro cuando algunos entonaron El Asturias Patria Querida. Muy expresivo este suizo.
Por las carreteras de suiza llegamos a Schalffhausen. Delante de nosotros teníamos las espectaculares cataratas del Rin. Una lancha nos acerca hasta su base. En medio de ella una grandísima roca con una escalera de hierro por la que nos atrevimos a subir viendo como la masa de agua pasaba y saltaba por nuestra derecha e izquierda y sus minúsculas gotas por encima.
Entre aquellos altísimos y grandes abetos, llegamos a Alemania al Lago Titisse donde comimos, algunos compraron un reloj de cuco, típico de estas tierras. En Friburgo capital de La Selva Negra fuimos a su catedral gótica de piedra roja.
Por sus calles más viejas del barrio antiguo rápidos regueros de agua limpia, La Pequeña Venecia.
Partimos hacia la fortificada Estrasburgo a orillas del Rin, unas veces alemana ahora francesa. Sede del Consejo de Europa
Pasamos por sus canales, por su zona alemana, fuimos al barrio de la Pequeña Francia de casas de grandes tablones de madera y tabiques de adobe, desmontables, sí, desmontables, de tres o cuatro pisos. En muchas de ellas había ruedas de carros en sus tejados para que aniden las cigüeñas, símbolo de fecundidad y progreso. Tiene Estrasburgo otra extraordinaria catedral gótica de piedra roja también con un extraño y grandísimo reloj en su interior, cuyas figuras se mueven. Hubo quién subió a sus torres ciento noventa y cuatro escalones para subir por una torre y trescientos veinticinco para bajar por la otra. Desde arriba panorámica de toda la ciudad.
Muchas de las aguas termales de La Selva Negra van a parar a Baden Baden. Ciudad a la que la nobleza europea y pudientes por demás van a disfrutar de ellas. Su casino famoso porque en él dicen, que se arruinó Dostoyevski, más tarde escribiría su obra El Jugador.
Hubo de nosotros quién entró y jugó e incluso ganó. Hubo quién visitó algún balneario, otros pasearon y otros no se resistieron a los escaparates y compraron.
Ciudad de tentación.
Sttuttgart población industrial, con dos días a la semana mercado de flores, solo de flores. El Guía nos habló de nuevos estilos arquitectónicos; estilos que todavía no se estudian en los institutos. Primeros cementos prensados, vidrieras curvilíneas etc. De lo que significa la estrella de Mercedes, un punto en el aire, otro en el mar y otro en la tierra. Del acrónimo de BMW una hélice de helicóptero o avión vista desde el aire. De los cuatro aros de Audi, cada aro una vieja marca de coche, la unión de cuatro marcas.
Después Rotenburgo dentro de la ruta romántica. No fue destruida ninguna casa durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy los norteamericanos continúan estudiando en su universidad. Tiene un bellísimo castillo en el que sus habitantes llegaron a beber mil litros de vino diario. Calles para pasear llenas de turistas y estudiantes Hicimos infinidad de fotos sin saber que después nos estaba esperando la población de Wurzburg.
Wurzburg pueblo restaurado según estaba en la época medieval. En sus tiendas se venden adornos navideños durante todo el año. Los protestantes al retirar toda simbología de sus iglesias, en Navidad se les ocurren representarla adornando un abeto que aquí hay muchos. Otras tiendas estaban llenas de golosinas.
Wiesbaden, señorial cara de grandes espacios, catedral de piedra roja, gótica. La paseamos, la fotografiamos y nos sentamos en sus terrazas.
Otra vez el Rin a sus orillas Colonia, con su catedral gótica Patrimonio de la Humanidad desde 1966, se empezó hacia el 1230 y se terminó seis siglos más tarde, se dice que contiene los restos de los tres Reyes Magos, la mayor de Alemania, escoltada por tres iglesias románicas, en su alrededor ambiente medieval, se compra, se vende, se canta, se roba. Dentro se reza a la luz de sus esplendorosas vidrieras.
Durante la ocupación francesa por las tropas de Napoleón, se ordenó la numeración consecutiva de las casas para hacer más fácil el alojamiento y control de las mismas, la casa Wilheln Cologne recibió el número 4711 desde entonces unido a la original Eau de Cologne. En un principio era un medicamento que no convenció a los franceses por lo que lo prohibieron. Sus fabricantes cambiaron ligeramente la receta y lo vendieron como agua para oler bien.
De aquí saltamos a Bonn antigua capital de la República Federal Alemana, allí nació Beethoven en una casa que decepcionó nuestra imaginación por su vulgaridad, eso sí situada en el casco viejo que es muy bonito, con esa catedral de tres torres picudas, estrechas calles y cervecerías llenas de ambiente.
Desde Koblenza hasta Bacharach, recorremos la zona más famosa del Rin.
El barco navegaba sin que el agua lo moviera. No había peligro de mareo. El sol era amable y cálido, la gente estaba alegre, muy alegre y el paisaje lleno de sensaciones, veíamos un rápido tren cada poco por la orilla, otros barcos nos pasaban ó cruzábamos saludándonos, las gabarras cargadas al límite de su línea de flotación y al fondo los pueblos de las hadas, los castillos de las películas cuyos señores, en otras épocas mandaban atravesar el río con cadenas para que ningún barco se escapara sin pagar el peaje.
Comimos en el barco. Cuatro horas de travesía, unos cincuenta kilómetros de río. No lo olvidaremos.
Los mejores enólogos del mundo, entre ellos españoles, han ido a catar los vinos blancos de esta zona y dicen que son los mejores, pero tienen una pega que es que los alemanes se beben toda la cosecha.
Frankfurt quedó totalmente arrasada después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente arrasada, en ella se fabricaba el gas, con el que se gaseaba a los presos Nazis en especial a los judíos en los campos de concentración.
Se reconstruyó su parte vieja y ahora es como un libro de arquitectura moderna. Frankfurt tiene hamburguesas, pero diferentes, las de aquí son de ternera. Tiene sidra que puede ser dulce o amarga, caliente o fría.
Cuando llegamos estaba La Feria del Automóvil, hubo quién se las arregló para verla.
Día de regreso, se hace sin novedad.
Gracias a esas tres personas que se pusieron enfermas y que incluso una de ellas quería regresar por lo bien que supieron superarlo. A esas otras tres que sabían hablar alemán y que en alguna ocasión echaron una mano sin que se notara. A las que hablaban francés perfectamente, a los que hablaban inglés. A los que les estropearon las maletas y que fueron capaces de resolver el problema sin que nos enteráramos. Al Club de Viajes de la Hermandad de Empleados CajAstur.
A todos en general por la disciplina, por las ganas de conocer, de vivir. Un gran grupo.