1 de julio de 2010.
Por JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ
Antes de ir de vacaciones, los amigos y conocidos suelen sugerir sitios y actividades para hacer en tu destino. Lo que muchos se olvidan es de avisarnos de las cosas que es preferible no hacer. Por eso nos hemos animado a montar esta lista de “grandes noes vacacionales”. A ver si os sirve.
Si hablas con viajeros veteranos verás que los días improvisados suelen convertirse en lo más memorable del viaje. Tampoco es práctico cargar demasiado tu agenda: no pasa nada por saltarte un museo o un monumento.
Cuando las cámaras tenían carrete, había gente capaz de gastar uno entero en la Terminal de embarque. Ahora que las memorias digitales han ampliado las posibilidades, corremos el riesgo de que tanto clic nos impida ver el paisaje que tenemos delante.
Las redes sociales también pueden convertirse en algo adictivo cuando estás fuera. No subas posts a tu blog cada cinco minutos ni “tuitees” cada collar que compras en un mercadillo. Necesitas los cinco sentidos para absorber los detalles del lugar que visitas.
Ni a la ida ni a la vuelta. Por ejemplo: no pretendas llevar un vestido distinto para cada día de vacaciones. Eso te obligará a añadir un montón de complementos diferentes para cada modelito.
Intenta ser lo más básico posible. Tu espalda y tus compañeros de viaje te lo agradecerán. Otro aviso: es mejor no dispararse comprando artesanía local. El mejor souvenir del viaje son tus propios recuerdos.
Los ritmos y costumbres de tu ciudad no se aplican en todo el planeta. Si un bar de Mali o Málaga no tiene tu cerveza favorita hay que saber aguantarse. Si tardan tres cuartos de hora en servirte un café en La Habana aprovecha para consultar la guía o para mirar por la ventana.
Lo mejor es preguntar con respeto y participar en las actividades donde te sientas más cómodo. Imagina qué pensarías tú de un alemán que paseara por Madrid con sombrero cordobés o de un estadounidense que recorriese España comiendo sólo en McDonalds.