CRÓNICAS 2005

VALPORQUERO

José Antonio Fernández

Tesorero del Club de Viajes

El pasado 9 de abril como estaba previsto realizamos la ya añorada Excursión a Valporquero y Riaño. Digo que ya añorada puesto que fue incluida en el calendario del pasado año y debido a diversas circunstancias no fue posible su realización entonces. No obstante, este hecho tuvo un efecto favorable pues nos permitió incluir en la misma una ampliación que no podría haberse efectuado en 2004, como una visita al recién inaugurado Museo de la Fauna Salvaje, en Valdehuesa (Boñar), que en aquellas calendas no existía.

La salida se llevó a cabo con el horario establecido desde los lugares indicados, siendo la última parada de recogida de viajeros en Mieres, donde nuestro Conductor ya se interesó por las condiciones climatológicas debido al tiempo reinante, al objeto de poder hacer el viaje de ida por la antigua ruta del Puerto Pajares como así se hizo. El total de viajeros fue de 60 personas (54 en autocar y 6 en vehículos particulares).

La primera parada fue en Villamanín para el desayuno, lugar donde nos agrupamos todos (autocar y coches particulares). El paso por el Puerto Pajares, con un día despejado, fue acompañado en sus últimos tramos por una nevada pequeña pero continua que permitía contemplar un paisaje precioso. En la parte leonesa ya la nieve arreciaba con más fuerza y así nos fue acompañando durante todo el trayecto hasta la misma Cueva de Valporquero.

Después del refrigerio de una media hora en Villamanín partimos rumbo a Valporquero a través de la Carretera de Cármenes y Vegacervera, con sus impresionantes hoces, donde nos desviamos a la derecha, creo recordar que el lugar se llama Femin, tras cruzar un caudaloso y torrencial Torío para subir la empinada cuesta que nos lleva al pueblo que da nombre a las cuevas. La subida es tortuosa con abundantes curvas y precipicios tanto hasta llegar al pueblo como de allí bajar a la entrada de la gruta que también tiene tanto desnivel casi como el de la subida.

La cueva está a una altitud de 1.309 metros; la temperatura en el exterior es de 1º y en el interior de 7 grados (esto ocurre durante todo el año), la humedad dentro es del 90%.

A la entrada de la cueva nos está esperando Camino, nuestra guía de siempre para la Provincia de León, temerosa de que por las condiciones del tiempo y, sobre todo, la nieve que entonces estaba cayendo no permitiese al autocar haber llegado hasta allí. Aunque esto suene a un poco raro es bastante frecuente que muchos conductores no se arriesguen a efectuar el trayecto debido a la nieve resbaladiza y las muchas curvas y pendiente de la carretera desde su desviación en la General.

La entrada de la cueva, si siempre resulta espectacular, ésta vez aún más a causa de la época en que estamos: despierta la primavera, el deshielo, la nieve que todavía sigue cayendo y el agua cantarina que salta por doquier. Este “plumilla” ha tenido la oportunidad de conocer la gruta en varias ocasiones, pero siempre en verano, nunca en esta estación donde el agua corre a raudales y sale a borbotones por todos los lugares donde encuentra en pequeño resquicio formando preciosas cascadas y saltos de agua, que en la época veraniega no se conocen. Junto con Camino nos acompaña un guía de las Cuevas que, a su vez es espeleólogo, quién con la condición que caracteriza a una persona que ama su trabajo y su tierra, nos va de forma amena hablando de las características del lugar. Las siete salas imponentes en que esta dividida: Pequeñas Maravilla (se pueden ver, vislumbrar o imagina lo que cada uno quiera – La Virgen del Niño), Gran Rotonda (una superficie pisable superior a los 5.000 metros cuadrados y una altura de 20, además de de los 23 lagos subterráneos hasta ahora conocidos); Hadas (el agua cae de las alturas como fuertes duchas); Cementerio Estalactítico (elementos calcáreos abundan por todas partes, de arriba abajo y de abajo a arriba); Gran Vía (largo y alto pasillo); Columna Solitaria (parece una rotonda que desvía el tráfico por ambas partes, y a unos 50 metros de profundidad discurre el río Valporquero que va a entregar sus aguas al Torío como manantiales surgidos de las rocas; y, por último, la Sala Maravillas (espacio apropiado para hacer uso de la imaginación).

Nuestro guía espeleólogo no solo nos habla con emoción de las características físicas, bioespeológicas, turísticas, económicas, etc. de la cueva, sino también de su entorno paradisíaco y de lo poco apreciado que todavía tenemos de las maravillas que nos son más cercanas; y, por el contrario, solemos valorar más lo que aunque también impresionante (hablando de cuevas: Drach, Artá, Vall d’Uixó, etc.) que subliminalmente tenemos incrustado en nuestro subconsciente debido en gran manera a la repercusión que el turismo masivo arrastra consigo.

Una vez abandonada la Cueva de Valporquero volvemos a nuestros vehículos para retomar otra vez la Carretera General; en estos momentos luce el sol y un fuerte viento, lo cual hace que la carretera esté limpia de nieve. Cruzamos el pueblo que está deshabitado por estas fechas según nos indica Camino, solamente vemos abierto el bar, quizá por ser fin de semana. El pueblo tiene casas bien cuidadas y según parece muchas actúan en de Casas Rurales.

Ahora ya estamos en la carretera que nos va a llevar hasta Riaño (aproximadamente mediodía) pasando por Matallana de Torío, donde cruzamos la vía del viejo ferrocarril de vía estrecha La Robla-Bilbao, que nos habla de tiempos no tan lejanos y de su riqueza minera; más allá Boñar, Sabero (donde de se pueden apreciar los restos de antiguas construcciones mineras), Crémenes y, al final avistamos el pantano de Riaño, que inaugurado en 1988 fue en su tiempo causa de crisis y conflictos económico-sociales.

En el nuevo Riaño tenemos nuestra parada y fonda: Restaurante “Hotel Presa”. Nuestra llegada se produce casi a las dos de la tarde, hecho que nos impide a la mayoría poder contemplar el Museo del Lobo de dicha localidad puesto que la hora de cierre era a la dos.

Degustada la comida que teníamos concertada y tras una breve sobremesa, y siempre acompañados por un fuerte viento, tanto a la llegada como a la partida, desandamos el camino anteriormente recorrido hasta llegar al conocido Boñar.

Durante todo el trayecto desde que nos recogíó en Valporquero hasta que nos dejó en Valdehuesa, nuestra guía Camino (la tendremos también para Las Médulas) no cesó de hablarnos de la zona, de su historia, de sus costumbres, de su fauna, de sus abundantes corrientes fluviales etc., haciendo hincapié en los temas que un viajero-turista quiere y necesita saber de los lugares por donde pasa.

Ya en Boñar tomamos la carretera que conduce a Puebla de Lillo, desviándonos unos kilómetros más adelante a la izquierda, en dirección a Valdehuesa, donde vamos a visitar el Museo de la Fauna Salvaje, situado a las orillas del pantano del río Porma. En un día hemos visitado tres pantanos: Riaño, Porma y, de regreso, Barrios de Luna; y cuatro ríos: Bernesga, Torío, Curueño y Esla. Todo ello en la provincia de León.

Valdehuesa es un pequeño pueblo, de características muy rurales (valga la redundancia) que últimamente ha adquirido gran notoriedad por la instalación recientemente (alrededor de un año) en sus inmediaciones del Museo de la Fauna Salvaje, creado por la Fundación Dr. Romero Nieto, que preside la persona que le da nombre y en la que participan la Comunidad de Castilla y León junto con la Diputación y Universidad de la Provincia. Es algo que merece verse, ello sólo ya paga el viaje. Este plumilla y el Presidente del Club de Viajes tuvimos la suerte de compartir media de conversación con el doctor Romero Nieto y Lucas, Gerente de la Fundación, quienes nos pusieron al corriente todo lo que ello significaba tanto para la zona en su vertiente económica como para la vida cultural de la provincia y, en general, de todos los amantes de la Naturaleza.

Al igual que de Valporquero nunca viene mejor aprovechado el dicho: “vale más una imagen, que mil palabras”, especialmente cuando no solamente es una imagen, sino miles de imágenes. Es algo que, en mi opinión merece ser conocido y dado a conocer. y personas, de reconocido prestigio científico así lo avalan.

En la idea de que ya me he extendido bastante, y para quienes estén interesados en este tema: Valporquero y Museo de la Fauna Salvaje, de Valdehuesa, en Internet figuran las siguientes páginas electrónicas que se pueden visitar: www.cuevasturisticas.com (para Valporquero) y www.museodelafaunasalvaje.com (en Valdehuesa).

Después de aquí, vuelta al autocar o al coche particular, para retornar a nuestros lugares de partida sin novedad, tras una breve parada técnica de media hora en La Robla. Hasta la próxima.