Mª Dolores García Jurado Compañera de la Caja, en la Oficina de Mieres |
Magnífica acogida de la excursión programada a Bulnes y Liébana hasta el punto que tuvo que realizarse en dos salidas consecutivas, el 10 y el 17 de junio.
En la primera del 10 de junio, el día amaneció completamente despejado y con un sol que nos hacía pensar en las estupendas vistas que íbamos a disfrutar de Bulnes y el Urriellu.
Una vez ya en marcha hicimos una breve parada en Cangas de Onís para desayunar con el fin de llegar puntuales a Poncebos donde teníamos concertada la salida del funicular que llevaba a Bulnes. La espera en el túnel creó expectación ya que para la mayoría de nosotros era la primera vez que subíamos a este funicular que según la información que nos facilitaron en la taquilla, la longitud del recorrido es de 2.227 m. salvando una altitud de 402 m.
En sólo 7 minutos llegamos a Bulnes de Abajo donde “ callejeamos” y tomamos un refrigerio en el bar que hay ; algunos nos dirigimos a la senda marcada a Pandébano que tras unos minutos de ascensión nos permitió ver asomar el Urriellu enmarcado en un paisaje digno de admiración.
Tocaba fin de la visita y el día tan soleado invitaba a aprovechar la estancia al máximo por lo que algunos nos animamos a bajar hasta Poncebos andando (una hora nos indican los letreros ) en vez de aprovechar el billete de vuelta, por lo que pudimos comprobar “in situ” lo accidentado del terreno y las penalidades que debieron sufrir los vecinos de Bulnes durante todos estos tiempos.
Abandonamos la zona con destino a Panes ya que comíamos en el Hostal Covadonga donde nos sirvieron un buen menú con pote incluido, y sin que decayera el ánimo nos ponemos de nuevo en ruta con destino al monasterio de Liébana.
Como este año se celebra el Año Jubilar accedemos al templo por la Puerta del Perdón donde el monje franciscano que nos recibe nos explica la tradición que relaciona al monasterio con el ”lignum crucis” allí depositado, reliquia que corresponde al brazo izquierdo de la Cruz de Cristo, y que es la más grande conservada, por delante de la que se custodia en San Pedro del Vaticano. Después de venerar la reliquia nos da tiempo a visitar una exposición de las ilustraciones realizadas por el monje Beato de Liébana cuya temática y técnica fueron fundamentales para la evolución de la pintura mozárabe y románica.
Fin de la visita y partimos de Liébana pero antes de finalizar la jornada improvisamos una breve estancia en Potes y después en Unquera para “provisionarnos” de las conocidas corbatas.
Como siempre enhorabuena a la organización por el día tan estupendo que compartimos.