CRÓNICAS 2010

MARRUECOS. Capitales imperiales

Maxi

Maximina Martínez González

Compañera de la Caja, en la oficina de La Parada

Nuestro viaje en Marruecos comenzó con la llegada al aeropuerto de Casablanca el 27 de marzo de 2010, acabamos de aterrizar  y somos recibidos por el amable y dispuesto Jalid.

La primera visita fue un paseo por las orillas del Atlántico, contemplando el fuerte oleaje, entre restaurantes y clubs de lujo.

Luego visitamos la mezquita de Hassan II, única en el mundo a orillas del mar y la tercera en importancia, tras la Meca. Construida sobre pilotes tiene unos 200 metros de altura.

Al día siguiente salimos hacia Marrakech, ciudad de origen de nuestro guía Jalid. Paseamos por los jardines de la Menara, que se encontraban abarrotados de gente pasando la tarde del domingo de pic-nic. Para cubrirse del sol sofocante las familias se  cobijaban a la sombra de  olivos centenarios y se refrescaban bañándose en un gran estanque central presidido por un pequeño pabellón.

Tras la visita al tranquilo y precioso jardín diseñado por el pintor francés Jacques Majorelle,  donde  tenía casa el fallecido Yves Saint Laurent, fuimos a una cena fantasía en el afamado El Chez Ali . En una gran tienda bereber disfrutamos de la rica gastronomía local para más tarde asistir a un espectáculo tradicional  con caballos, alfombra voladora y fuegos artificiales.

Al siguiente día nos acompaña la risueña y animada Muna a visitar lo más emblemático de Marrakech. Empezamos el recorrido por la mezquita de La Koutubia del S. XII, obra representativa del arte almohade y modelo para la Giralda de Sevilla. Después visitamos el Palacio Bahia, que fue residencia del gran Bou- Ahmed, sus 4 esposas, sus 24 concubinas y sus innumerables vástagos. Por sus laberínticas habitaciones y patios interiores y entre sus fuentes, jardines, mármoles y mosaicos uno podría perderse.

El paseo continuo por la Medina visitando la Madrasa Ben Youssef, escuela y alojamiento de los niños estudiosos del Corán, cerca de mil en cada curso. Visitamos el museo de Marrakech en el palacio Dar Mnebhi y una farmacia donde nos ofrecieron y enseñaron diversos remedios, hierbas y cremas naturales. Recorrimos los zocos, con sus artesanos y tiendas hasta llegar a la Gran Plaza Jemar El FNA, declarada Patrimonio de la Humanidad, donde tras comer paseamos y contemplamos a los encantadores de serpientes, a los acróbatas, los músicos y algunos nos dejamos pintar con henna….

A la mañana siguiente salimos hacia Ouarzazate, conocida como la puerta del desierto, con sus casas de barro rojo. La carretera que cruza el Gran Atlas discurre por paisajes espectaculares, por el camino nos encontramos con varios autobuses de ALSA, lo que no deja de ser paradójico. A lo largo de esta ruta existen unos edificios situados en la parte alta de los pueblos, llamados edrom , divididos en celdas para almacenar los alimentos y custodiados por personal asalariado.

Llegamos a comer Ait Benhaddou, poblado declarado Patrimonio de la Humanidad. Un rio lo divide en dos partes, cruzamos el río para pasear por la parte vieja, unos en burro (1 euro ida y vuelta) y otros a pie. En este enclave se han rodado películas tan famosas como Gladiator, Lawrence de Arabia, Jesús de Nazaret, La Joya del Nilo. Siglos atrás desde  aquí se controlaba el paso de las caravanas del desierto

Ya en Ouarzazate visitamos la Kasba del Pacha Glaoui, curiosa construcción con torres almenadas y ventanas bajas, también tenían unas ranuras al lado de ellas que hacían la vez de un ecológico y primitivo aire acondicionado. Desde aquí se veía el gran embalse de agua que utilizan para producir energía y para el regadío; que de momento debido a las fuertes lluvias de este invierno, que arraso con algunos cultivos, tienen agua suficiente para los próximos dos años.

Posteriormente fuimos a nuestro hotel, donde nos hospedamos en sus amplios y confortables bungalows, con abundantes decorados de películas grabadas en la zona (Cleopatra, Asterix….).

Con el inicio del nuevo día nos ponemos de nuevo en carretera dirección a Erfud. Por el camino nos  paramos en Skoura, célebre por sus cultivos de rosas, utilizados en la fabricación de perfumes, licores y cremas. También hacemos una parada de acercamiento a la kasba Amerkidil, mansión fortificada que figura en los billetes de cincuenta dírham. Por el camino nos acompañaron niños en vacaciones escolares, que nos hicieron con  hojas de palma  figuras de dromedario, cigüeñas…, mientras pasábamos por las plantaciones de habas de mayo entre los olivos

Disfrutábamos del precioso paisaje que nos ofrecía la carretera, teniendo a un lado el alto Atlas , con cumbres nevadas de más de cuatro mil metros y por  otro el anti Atlas más viejo y con cimas de poco más de tres mil metros. Llegamos a la garganta del rio Todra, donde vimos a unos escaladores colgados en sus paredes verticales de tierra roja. Seguimos viaje y contemplamos las mujeres de la zona lavando sus ropas en el río; los rebaños de dromedarios, ovejas y cabras; los palmerales a orillas del rio Ziz (=gacela, mujer); el paisaje lunar con cráteres de más o menos quince ó veinte metros de profundidad, de los que se saca el agua subterránea.

En Erfud , cuna de la dinastía haluita, considerados descendientes de Mahoma, se hicieron con el poder en el S. XVII , continuando en la actualidad Mohamed VI que hace el número veintitrés; visitamos un centro donde pulen y trabajan el mármol con infinidad de fósiles  y consiguen piezas muy originales, en este lugar varios compañeros se vieron perjudicados profundamente por los mosquitos, que nos persiguieron hasta el hotel, donde por cierto sus hermanos también nos esperaban, pero ya estaba preparado el insecticida en las bonitas habitaciones  con arcadas.

Erfud es la última ciudad del oasis y donde comienza el desierto más grande de Marruecos, partimos de allí a las 4,30 a.m. en vehículos  todo-terreno  para contemplar el amanecer en las dunas  ErgChebbi de Merzouga, donde después de recorrer las polvorientas pistas, nos dispusimos a iniciar una caminata por las dunas que modifican sus colores según la luz del  día. El amanecer que contemplamos fue maravilloso observándose los cambios de colores según la incidencia de la luz. Nos encontrábamos a unos 50 km. de Argel, donde algunos hombres de la zonas van a trabajar a sus minas durante el invierno, ahora intentan con su amabilidad acompañar a los turistas y luego vender algunas piedras y artesanías.

Dejamos atrás las arenas del Sahara y retornamos al hotel para desayunar, iniciamos el viaje hacia Fez, cruzando el Medio Atlas  y contemplando la variedad del paisaje  (árboles de cedro, etc.). En Marruecos hay seis parques Nacionales con animales protegidos como ciervos, gacelas, avestruces,  etc…. Los príncipes árabes tienen aquí en esta  zona miles de hectáreas, por las que pagan para cazar avutardas con halcones.

La población de Marruecos tiene dos orígenes, al sur de  Marrakech estarían los bereberes mientras que en el norte se sitúan los árabes.

En la kasbah Asmaa donde paramos a comer, con vistas al Gran Atlas oriental, coincidimos con una concentración de coches clásicos  franceses participando en el Rallye des Casbbash 2010.

A primeras horas de la tarde llegamos a Ifrane (=cuevas), creado por los franceses en los años 30 y conocido como la Suiza de África. Nos sorprendió su verdor, sus casas de tejados rojos a dos aguas y su microclima, la temperatura en agosto no sube de los 25 grados cuando hay zonas del país que pueden llegar hasta los 50 grados. Aquí también está la residencia de verano del rey y la única estación de esquí del país. En verano nos comentan que es casi imposible encontrar alojamiento libre, pues ya están reservados con mucha antelación, también abundan las a colonias de verano para colegiales.

Posteriormente llegamos a Fez (=pico, azada), la más antigua de las ciudades imperiales, fundada en el año 789, fue capital de la nación en diversas ocasiones, siendo la última de ellas en 1912 antes de serlo Rabat. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1976, en ella se encuentra la Universidad más antigua del Occidente Mediterráneo, fundada en el año 875.

Comenzamos la jornada del viernes con animados por el alegre y chistoso guía local Abdul, quien vestido con su blanca chilaba y calzado con sus babuchas amarillas, nos llevo a ver una panorámica de la ciudad desde una colina próxima al gran cementerio. En Fez viven un millón de habitantes, un tercio de ellos en la Medina (=ciudad, normalmente amurallada), el 80%  se dedica a la artesanía principalmente en el centro de la ciudad, el resto se ubica en los alrededores ó en la alcarria, es decir en el campo.

Continuamos la visita parando en la entrada del Palacio Real, para contemplar sus enormes y decoradas puertas de bronce, en ese momento las estaban limpiando con limón (económico limpiador que también utilizan para el cobre).

La verdadera gran aventura en Fez comienza cuando nos adentramos en su laberíntica medina, forma por nada 9.400 calles, algunas de ellas tan estrechas que apenas caben dos personas. Es una de las zonas peatonales más grandes del mundo.

El viernes es festivo para los musulmanes, como el sábado lo es para los judíos y los domingos para ambos, por ello nos encontramos con algunos puestos cerrados. Visitamos varios talleres artesanos, telares,  forja, curtidores, vimos panorámicas de las cubetas donde meten las pieles con los tintes y los excrementos de paloma con cal, que utilizan para tratar la piel.

 En la medina también se encuentra la mezquita Karaouine, fundada el año 857, ha sido la más grande de Marruecos (permitía albergar 20.000 fieles) hasta que Hassan II mandó construir la de Casablanca. Después de comer en un lujoso restaurante de la medina, desde cuya azotea se tenía una amplia panorámica de la ciudad, visitamos un taller de alfarería donde nos mostraron todo el proceso para su típica cerámica; desde el encendido de los hornos con los huesos de aceituna, a la variedad de decoraciones y colores que utilizan para hacer los mosaicos.

Lo visto hasta ahora contrasta con la ciudad nueva, con sus anchas y largas calles llenas de cafeterías con terrazas repletas únicamente de hombres, también por esta zona algunos dimos una vuelta subidos al tren turístico. En esta zona se ubicaba también nuestro lujoso hotel, en el que tuvimos ocasión de coincidir con una boda. El padre del novio, un exportador de naranjas a Valencia, nos contó que eran unos 600 invitados y que llevaban dos años con los preparativos. Vimos a la novia salir a hombros  sentada bajo un palio todo blanco y como la bailaban como si fuera un paso de Semana Santa, era sobre las doce de la noche y mientras los camareros ofrecian a los invitados bandejas de sabrosos pastelillos y bebidas sin alcohol. Nos enteramos que en la actualidad y desde hace pocos meses una chica mayor de 18 años se puede casar sin permiso paterno, con acuerdo del juez.

Al día siguiente salimos hacia Meknes (=llanura verde), que fue capital del reino durante 55 años, los que duro el mandato del belicoso y cruel sultán Mulay Ismail, contemporáneo del Felipe IV y segundo gobernante de la dinastía aluí, hace unos300 años. Es una de las ciudades más monumentales del país, su medina rodeada por una gigantesca muralla de 25 km.  cuenta con 22 puertas decoradas algunas con columnas de mármol traídas de la cercana Volubilis. Visitamos los frescos graneros con una temperatura interior de 14 grados, la tumba de Ismail y la gran plaza, con su mercado cubierto. Aquí, en esta zona se produce el único vino del país, sobre todo para exportar.

Después de comer salimos hacia Volubilis, el yacimiento arqueológico más importante del país, durante siglos oculto bajo tierra. Vimos sus mosaicos, sus construcciones y sus columnas sobre las que vimos varios nidos de cigüeñas y alguna divertida talla en piedra, buena muestra de  cómo era una ciudad romana de los siglos II y III de nuestra era.

 De vuelta a Fez, nos preparamos para al día siguiente partir hacia Rabat, actual capital del reino desde 1912 y sede del gobierno. Ya en la ciudad comemos contemplando las embravecidas aguas del Atlántico, tras ello visitamos la inacabada torre de Hassan y las 200 columnas de los que iba a ser la mezquita mas grande del norte de África. Próximo a este conjunto se encuentra el mausoleo donde se ubican los sarcófagos de Mohamed V  y el de Hassan II, los dos últimos reyes del país y el de su hermano e hijo Abdala y donde un imán se encuentra permanentemente leyendo el Coran, el mausoleo siempre está custodiado por la guardia real. Luego continuando por la gran avenida de Mohamed V llegamos hasta la entrada del Palacio Real, residencia del actual monarca Mohamed VI, una especie de barrio amurallado donde habitan los miembros de la familia alauí y del Gobierno, en total más de 500 personas.

Finalmente continuamos viaje hacia Casablanca desde donde cogeríamos el avión para retornar a Asturias. Y este fue el punto final de tan estupendo viaje.