Jorge Menéndez Vallina Compañero de la Caja en la Oficina de Puerto de Tarna, Gijón
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El grupo de viajes Cajastur ha elegido para su destino de invierno la ciudad alemana de Berlín y como excusa atractiva el acercamiento a los mercados navideños, las ciudades iluminadas y adornadas con motivos típicos de estas fechas, los alemanes adoran y disfrutan de ellos.
Como me ha tocado el honor de ser el cronista del viaje compartido con el grupo de 33 personas, incluyendo la guía acompañante, intentaré transmitir mi experiencia desde el día 3 al 8 de diciembre en unas líneas, con el objetivo de recomendar la visita a personas que no conozcan todavía la ciudad y con el de refrescar la memoria a mis compañeros de viaje, con unas pinceladas.
El viaje en Ranón comienza con un pequeño retraso que nos puso al borde del colapso, embarcando en Madrid, a la vez que ya habían cerrado el control y estaban distribuyendo las plazas de lista de espera… o sea que estuvimos a punto de perder el enlace del Madrid-Berlín. Lo que importa es que al final llegamos a destino sin más contratiempos. Ya era de noche en Berlín y mientras nos dirigíamos al hotel, podíamos ver el contraste entre el bajo consumo de electricidad en las calles y la gran cantidad de adornos y luces de Navidad. Nos enteramos que la palabra Berlín significa zona de pantanos, mientras circula la sensación de que nuestro nivel de idioma en alemán no va ser suficiente y que vamos a tener que comunicarnos en inglés.
En cada plaza un gran abeto natural, con bolas, luces, lazos, campanas…los restaurantes, fachadas de hoteles, todo está adornado con los colores rojo y verde de la navidad, lo que le da un toque nostálgico muy bonito.
Nuestro hotel, el “Berlín Berlín” resulta ser un edificio feo por fuera, de proporciones enormes, más del gusto este que del occidental, se encuentra situado cerca del zoo (zona oeste), y un poco alejada de la zona este de la ciudad. La distancia la suplimos andando o con el autobús nº 100 que nos lleva por las zonas más turísticas de Berlín casi “gratuitamente”.
Después de una cena ligera al estilo alemán (sopa verduras, ahumados, salsas varias, diversos postres, etc.) dimos una vuelta por los alrededores del hotel. Una mayoría dirigió sus pasos a ver uno de los mercados navideños que había instalado cerca del zoo, el Weihnachtsmarkt. Allí tenemos la primera toma de contacto con el famoso vino caliente o glühwein, con el olor de las salchichas, las palomitas, los caballitos, los adornos a la venta, preciosas las figuras de Brandemburgo de madera…
Tenemos prevista la visita al Parlamento, el Reichstag, rematado con la conocida cúpula diseñada por el arquitecto Sir Norman Foster. Me pareció espectacular, de lo mejor del viaje, (la cúpula, es una estructura de cristales y espejos muy efectista y bonita). Disfrutamos de unas vistas aéreas de Berlín increíbles.
Teníamos contratado el desayuno, una especie de brunch, en el precioso restaurante de la cúpula y como la mayoría de nosotros ya habíamos desayunado en el hotel a la manera americana, por lo que ese día desayunamos dos veces (el desayuno consistía en café o té, zumos varios, yogurts, embutidos y ahumados, panes diversos y una copita de champán con la que brindamos por el viaje ) en poco más de 2 horas, para más inri sobre la 1 de la tarde nos ofrecieron la comida, siguiendo las costumbres europeas.
A las 15 horas, comienza a hacerse de noche, después de comer recorremos la isla de los museos, vemos la catedral por fuera, la universidad Humboldt…y otros sitios de interés del casco histórico en la zona Este, la más bonita de Berlín sin duda. De repente aparece la lluvia berlinesa, con mayúsculas, lo que trastoca un poco nuestros planes. En cuanto amaina, paramos en la fantástica Puerta de Brandemburgo, después de dejar atrás la Postdamer Platz, allí se celebra el mercado de navidad que tiene pista de hielo, lo veríamos en otro momento. El bus nos deja en el hotel sobre las 5 de la tarde, y allí decidimos seguir la visita, para continuar conociendo la ciudad. Como ocurre siempre, en estas ocasiones nos dividimos en grupos más pequeños y más fáciles para moverse a la vez por una gran urbe. Me uno al grupo que decide recorrer la calle comercial por excelencia, llena de tiendas de marcas internacionales, desde Max Mara hasta Cartier, Gucci…la llamada Kurfurtenstrasse (Kudamm). Ostentosamente iluminada está cercana al mayor centro comercial de Europa, el KaDeWe.
Hoy es el día de los museos, visitamos el de Pérgamo en el que el guía se vuelca relatando la batalla entre los dioses y los gigantes de la mitología griega. Más tarde nos dirigimos al museo Nuevo donde repasamos un poquito de la cultura egipcia, destacando el busto original de la princesa Nefertiti. Una obra preciosa, pero que no se puede inmortalizar con las cámaras, estando bajo una custodia permanente con gesto serio y disuasorio al que pretende incumplir las nomas.
Después de comer la visita al búnker que servía como refugio durante los bombardeos en la segunda guerra mundial, con la sorpresa añadida de que ni era refugio ni antiaéreo, solo una antigua estación de metro inutilizada, muy convincente la historia narrada por el guía acompañante.
Más tarde tomo el autobús 100 que me deja en la avenida Unter den Linden, (bajo los tilos en español) y recorro la Friedrickstrase (con más tiendas de lujo, el centro comercial Lafayette…etc.), paso por el mercadillo Gendarmenmarkt, en el que se paga 1 euro para entrar y de nuevo en Postdamer Platz, donde me reúno con un grupo de compañeras de viaje que lo estaban pasando pipa en una fiesta al más puro estilo alemán, reviviendo canciones de los años 80.
Viaje a Postdam y al palacio de Sans Souci. Quizá en primavera se pueda admirar la grandiosidad de los jardines…la ciudad me gustó. Comemos allí, el menú típico de los turistas. Por la tarde de vuelta, revisitamos más puntos interesantes como la Alexanderplatz, la Puerta de Brandemburgo, la réplica del Checkpoint Charlie, el monumento al Holocausto con sus tristes cubículos grises, la Postdamer Platz (entre otras cosas alberga el Sony Center decorado al modo americano ) y que alberga obras de Piano, Rogers, Isozaki, Moneo…. cenamos por los alrededores y nos dedicamos a planificar nuestro último día de estancia en Berlín, ciudad que me está encantando y a la que pienso volver a no mucho tardar.
Libre hasta las 20 horas
Visitamos a primera hora el East Side Gallery, poco más de un km de muro lleno de graffitis que reflejan el sentir de diversas artistas del mundo entero respecto al muro. Me encantó.
Muy cerca se haya el O2 World, pabellón de deportes, centro de convenciones y conciertos de toda índole.
Siempre desplazándonos en metro, volvemos a la zona de Alexanderplatz, al Hackesher Markt, donde visitamos los 8 patios judíos, y la Ampelmann Gallery Shop( la figura verde y graciosa que daba paso a los peatones en los semáforos en la antigua Berlín del este, ) la casa de Ana Frank…comemos en un restaurante español “ Soy español” muy cerca.
Por la tarde vuelvo a la zona de compras de la Kudamm, mientras otros compañeros optan por el Palacio y el mercadillo anexo de Charlotemburg…
Cena como clausura del viaje en un restaurante italiano a 10 minutos del hotel.
A la vuelta, en el moderno bar del hotel nos pasamos charlando un buen rato de las peripecias vividas en Berlín, mezclándolas con las de otros viajes.