CRÓNICAS 2012

BARDENAS REALES

José Manuel Ojeda López

Amigo del Club de Viajes

ESCAPADA A NAVARRA

Es Navarra una región muy controvertida que para unos tiene personalidad propia, otros la ven como parte indiscutible de Euskal Herria y hay quienes la consideran una comunidad autónoma más de España. No es de interés de quien escribe alimentar esta polémica, únicamente señalar que fueron estas tierras las últimas en integrarse en el  Estado español unificado allá por 1512 en tiempos de los Fernando el Católico y en la que se pueden observar, aún hoy, dos zonas lingüísticas claramente diferenciadas: un norte mayoritariamente euskaldun y un sur castellano parlante. Visitamos estas tierras de frontera disfrutando de varias de sus villas, algunas de ellas referentes destacados del camino de Santiago.

Hubo parada previa en Elorrio, hermosa villa vizcaína de la comarca del Duranguesado. Bajo una lluvia pertinaz descubrimos sus hermosos palacios que nos hablan de gentes enriquecidas con el comercio del hierro allá por los s. XVII y XVIII, los numerosos cruceros que jalonan sus calles y la basílica de la Purísima Concepción. En esta última, de fábrica mayoritariamente renacentista, destacan su torre y su retablo central de estilo barroco. De  más dudoso gusto es el dedicado a San Valentín de Berriotxoa, hijo de esta villa y uno de los patronos de Vizcaya.

Antes habíamos visitado la necrópolis de Argiñeta a los pies de la ermita de San Adrián.  No se trata, como podría suponer el visitante no informado, de un lugar de enterramiento histórico sino de una concentración de sarcófagos procedentes de diferentes puntos de la villa que hizo un párroco local allá por el s. XIX y que realzó por medio de un cierre perimetral con losas de piedra. El contrapunto laico en este espacio religioso y funerario del conjunto lo da  una curiosa bolera que pone la nota etnográfica y lúdica al recinto.

Ya en Pamplona (Iruña) comenzamos a descubrir la Calle Estafeta, la Plaza del Castillo con su café Iruña, las calles del encierro y  los recuerdos de Hemingway. Sin toros esta ciudad quizás pierda su épica pero nunca su carácter. A falta de Sanfermines la ciudad nos ofreció la semana del pincho con un repertorio de saber culinario encomiable.

Puente la Reina es un sitio destacado del camino de Santiago. En la villa confluyen los llamados camino francés y el aragonés para pasar a ser uno solo hasta su llegada a Santiago de Compostela. 

El paseo por la villa invita a visitar dos iglesias de interés. La primera es la del Crucifijo. La talla que da nombre a la iglesia es un Cristo singular por la posición que presenta en la cruz, en forma de “Y” y por la expresividad de su rostro. Esta iglesia que presenta un interesante pórtico románico con un variado repertorio iconográfico fue construida por la orden del Temple, omnipresente a la largo de la ruta jacobea a través de iglesias, hospitales de peregrinos e incluso castillos. La segunda, ya en plena calle Mayor es la de Santiago con varios retablos en sus muros procedentes de otras iglesias cercanas.  En la calle pasamos por delante de la plaza Juan de Mena. En ella se celebra en Septiembre el mercado del pimiento del piquillo. Nos aseguran que los de esta localidad son los de más calidad. Pensamos que podría ser un buen pretexto para visitar esta villa de nuevo. Siempre por esta calle Mayor alcanzamos finalmente su famoso puente. La forma apuntada del mismo impide ver la otra orilla y algunos ven en ello la intención de sus constructores de mostrarnos, metafóricamente, los enigmas y la incertidumbre que acompañan al viajero por tierras desconocidas. Cruzamos el río Arga por este puente románico del s. XI como hacen los peregrinos para completar esta 5º etapa del camino (Puente la Reina – Estella).

Antes habríamos de visitar Santa María de Eunate (en vasco 100 puertas). Esta iglesia es una de las joyas del románico peninsular por la pureza de sus formas y su planta octogonal sugiere un origen templario. Todo lo relacionado con el Temple tiene para el gran público un halo exotérico y misterioso, probablemente relacionado con la violenta disolución de esta Orden militar allá por el s. XIV y muchos tratan de adornar esta iglesia con delirantes alineamientos astrales. Consideramos todo eso no solo infundado sino innecesario. El románico llegó a Eunate a través de ese flujo de ideas y gustos artísticos que supuso el Camino de Santiago en una suerte de globalización “avant la lettre”, nada más y nada menos…

Estella, Lizarra para los euskaldunes, nos ofrece un patrimonio arquitectónico impresionante y en la Plaza de los Fueros disfrutamos de una animada mañana dominical. Visitamos la Iglesia del Santo Sepulcro y la de San Miguel, ambas románicas. La primera situada en los arrabales de la villa, en el llamado barrio de curtidores, nos ofrece un impresionante apostolado en piedra que recorre gran parte de la fachada, la segunda un pórtico muy interesante. Durante el recorrido en la calle “Rua” pasamos delante de la casa natal de  Pablo Hermoso de Mendoza famoso rejoneador local que junto a su célebre “Cagancho” hizo las delicias de los aficionados a los toros. Nuestro guía reconoce haber llorado en la plaza de Pamplona el día del retiro del caballo.

No hubo tiempo para visitar la iglesia de San Pedro de la Rúa y su magnífico claustro. Este podría ser un pretexto mas para un nuevo viaje. El cochinillo que comimos en esta villa bien podría ser el tercero. ¡Excelente!

A los pies de Montejurra visitamos el monasterio benedictino de Irache, donde se pueden ver una gran diversidad de estilos. La iglesia de traza cisterciense destaca por la sobriedad decorativa que caracteriza este estilo y contrasta con el resto del monasterio de fábrica renacentista en su lectura herreriana y algunos elementos platerescos. El cenobio, como otros muchos tuvo el fin de sus días en tiempos de Mendizábal en 1.836 cuando fue desamortizado.

Como todo no iba a ser arte e historia hubo tiempo para visitar al lado del monasterio las bodegas de Irache.  Degustamos una gran variedad de vinos acompañados por la enóloga de la bodega quien en un curso intensivo nos introdujo en los secretos del vino. En las inmediaciones de la bodega visitamos la Fuente del Vino. La bodega ofrece un trago de vino a los peregrinos que lo deseen haciendo bueno el dicho: “Con pan y vino se hace camino”

Tras la visita a la bodega y con “ánimos renovados” regresamos a Iruña. La semana del pincho continuaba. En la plaza del Castillo el ambiente era formidable y las cuadrillas, pertrechadas de los más variados instrumentos musicales,  invitaban a la participación espontánea del paseante.

Las visitas del lunes comenzaron en las Bardenas Reales. Por más que hagamos esdrújula esta palabra nos cuentan que ellos la hacen llana. Impresionante este paisaje resultado de un proceso de erosión a cámara rápida. 70 toneladas de materiales por hectárea se desmontan cada año debido a la acción combinada del agua y del viento. El resultado es una gran planicie arcillosa en las que solo quedan algunos cerros testigos, los llamados cabezos que nos sirven de referencia para comprobar la inmensidad de este proceso erosivo sostenido en el tiempo.

El aprovechamiento de este espacio corre a cargo de 22 entidades “congozantes”: 19 pueblos colindantes, el Monasterio de la Oliva y los valles de Roncal y Salazar. Los privilegios concedidos antaño tenían como objeto fijar población en un espacio en el que el rigor climático no invitaba a ocupar. A la limitada explotación agrícola y ganadera del terreno  hay que sumar el Ejército del aire que tiene aquí  instalado un campo de tiro. Nos cuentan que este uso contribuye a la preservación de la fauna y la flora donde toda actividad cinegética o recolectora está totalmente prohibida.

Dejamos atrás las Bardenas bajo la lluvia para dirigirnos a Olite y comenzamos por el Castillo-Palacio de la localidad. Si bien esta joya del patrimonio navarro es conocido como Castillo parece más propio denominarlo palacio. Residencia de los reyes de Navarra durante siglos fue mandado destruir por el guerrillero Espoz y Mina para evitar su toma y fortificación por los franceses durante nuestra guerra de la independencia. A principios del s. XX se comenzó su restauración, aún no concluida. A pesar de su magnífico aspecto la riquísima decoración que al parecer decoraba sus muros, así como los jardines que lo rodeaban permanecerán para siempre perdidos.

En las inmediaciones del palacio se encuentra la iglesia gótica de Santa María la Real. En ella destaca el pórtico occidental frente a un curioso claustro y el retablo renacentista del interior. Obra este último de Pedro de Alponte y de marcada influencia flamenca.

Los rigores climáticos nos dieron un respiro en Olite que se mantuvo durante la visita al monasterio de Leyre regalándonos una espectacular vista del embalse de Yesa.

Este monasterio benedictino presenta una singular cripta que tiene como característica el estar a ras de suelo y no en las cimentaciones y no haber sido concebida para la custodia de reliquias. También merece ser destacado el pórtico oeste de la iglesia monacal. Siguiendo la más pura tradición románica se da un repaso en sus arquivoltas a una curiosa  interpretación de la virtud y el pecado. Ya en el interior nos encontramos con una iglesia de tres naves y grandes proporciones. En un lateral descansan los restos de algunos reyes de Navarra.

Tras varios saqueos y abandonos el monasterio vuelve a la vida y desde 1954 los monjes benedictinos vuelven a ocuparlo. Ocasión hubo para escuchar su canto gregoriano en su oficio de vísperas.

Dejamos Leyre bajo un enorme chaparrón. En Olite un lugareño nos había advertido de ello y no se equivocó, pero el aguacero no nos impediría disfrutar una vez más de la noche pamplonica.

Haciendo bueno el dicho de que “Hasta el rabo todo es toro” aprovechamos el viaje de regreso para hacer  un par de paradas de interés. La primera en Fuenterrabía, Hondarribia, como prefieren  llamarla ahora. A orillas del Bidasoa y en pleno camino de Santiago, en su variante costera, recorrimos su casco antiguo,  la calle Mayor (Nagusia Kalea), la Plaza de Armas y desde el parador contemplamos la vecina Hendaya ya en territorio francés. Durante estos días se había producido la suspensión cautelar del acuerdo de Schengen, lo que supone la vuelta a los controles aduaneros. Una mala noticia para quienes no creemos en fronteras pero que no pareció asustar a los numerosos ciudadanos franceses que encontramos paseando por las calles de la villa. De vuelta al autobús y entre otros muchos palacios destacamos Zuloaga Etchea, un hermoso palacio del s. XVII que nos recuerda con su nombre los veraneos pasados en la villa por el ilustre pintor nacido en Eibar.

Y por último llegamos a Castro Urdiales. Era poco el tiempo disponible, pero quien escribe no pudo evitar acercarse al paseo marítimo y encontrarse de nuevo con la imagen del puerto, de la basílica de Santa María y el Castillo. Era una hermosa mañana soleada y se preparaba una competición de traineras.

Con esta imagen y el ambiente relajado de la última comida del viaje ponemos fin a esta crónica, no sin antes enviar un caluroso saludo a todos los compañeros de viaje y mis más sinceras felicitaciones a los organizadores del mismo.

¡HASTA LA PRÓXIMA!