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José Antonio Cid Compañero jubilado de la Caja |
Con unos minutos de adelanto sobre el horario fijado por la organización, para la recogida de viajeros en Gijón, producto de la veteranía de los asistentes, nos dirigimos a Oviedo, para completar el grupo compuesto de 28 personas, que iniciábamos la ruta hacia Bèjar lugar de nuestra primera parada para comer. Previamente, debíamos hacer una parada técnica impuesta por las normas de conducción, para que nuestro chofer MARCOS, realizara el descanso reglamentado.
Llegamos a BEJAR, a las 14 horas, según el horario previsto nos dirigimos al Hotel Colón, donde teníamos contratada la comida y tras la cual disponíamos de tiempo libre, para visitar lo mas distinguido de la ciudad pañera, Ayuntamiento, Iglesia y Muralla, para lo que nos servimos de un plano entregado por el coordinador del viaje, Josè Manuel Estrada, acompañando el programa del viaje, como es costumbre. Finalizado el tiempo fijado para esa visita, nos dirigimos a visitar el pueblo de CANDELARIO, fundado por pastores asturianos que acompañaron a Alfonso VIII en la Reconquista, y cuyo paso se recuerda con un monumento colocado por la Hermandad de los Caballeros de la Orden del Sabadiego, en la plaza del pueblo.
La principal característica del pueblo, son sus construcciones, pegadas a la montaña, sus canalillos, conocidos como regaderas, y las batipuertas, especie de contrapuerta, para impedir que las nevadas dejen bloqueadas las puertas de las viviendas. Una vez efectuada la visita, vuelta al autobús y viaje hasta Càceres, donde llegamos a las 18,30 horas.
Debido a unas obras realizadas por el ayuntamiento al inicio de la calle donde se sitùa nuestro hotel, fue precisa la colaboración de la Policia Municipal, que debió de cortar el tràfico en un par de calles, para que nuestro autobús se acercara un poco (tampoco se podía situar al lado) al hotel, al menos para no tener que acarrear el equipaje durante mucho tiempo. Llegada al hotel, recogida de las llaves y tiempo libre hasta las 9 de la noche, cena en el hotel y cada cual, dispuso de su tiempo a su gusto.
A la hora fijada, 9.30 de la mañana, se presenta en el hotel, Marco, el guía contratado por el Club, para acompañarnos durante nuestra estancia en Extremadura. Hechas las presentaciones, nos dirigimos a pie (apenas 3 minutos del hotel) hacia la ciudad monumental, declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad, y principal atractivo de la ciudad de Càceres.
Iniciamos la visita desde la puerta de la Estrella, dirigiéndonos hacia la Plaza de Santa Maria, donde se encuentran distintos palacios, erigidos en su dia, por los nobles acompañantes de las tropas que reconquistaron la ciudad, y cuyos escudos dan a conocer al visitante los apellidos de aquellos señores. Entre ellos, algunos de procedencia asturiana y gallega, como los Carballo, Solis, Carbajal, etc. A continuación, visitamos la Concatedral de Santa Maria, que comparte con Coria el episcopado, donde admiramos el retablo, labrado en madera de cedro y que presenta una excelente conservación.
Durante la visita a uno de esos palacios, hoy convertidos en museos para el conocimiento de la ciudad, conocimos la vestimenta tipica de las mujeres extremeñas, hasta los años 50, donde nos sorprendió la existencia de un gorro de lana, que incrusta un espejo que usaban las mujeres para acicalarse antes de salir a la calle. Dicho espejo, era roto en el momento de contraer matrimonio, asì como las lanas de vivos colores, que pasaban a ser sustituidas por otras de colores menos atractivos, significando que, el matrimonio, suponía que la mujer, no debía arreglarse tanto como cuando esperaba marido.
La visita continuò hasta las 12,30 del mediodía, haciéndose corta por la extraordinaria capacidad de nuestro guía, para explicarnos la historia de la ciudad, de sus gentes, y alternando con anécdotas y explicaciones de todo tipo, atendiendo a cuantas consultas se le hicieron en todo momento.
Una vez terminada, tiempo libre hasta las 13,30 hora de la comida, fijando la hora de partida de la visita de la tarde, para las 15,30 horas.
A dicha hora, nos trasladamos en autobús hasta el pueblo de Malpartida de Càceres, lugar donde se enclava el museo Wolf Vostell, reconocido internacionalmente como innovador de distintas técnicas y que se enclava en una finca, anteriormente lavadero de lanas y donde visitamos sus exposiciones, que no dejaron indiferente a nadie (unos mas sorprendidos que otros). En el camino hacia el museo, pudimos contemplar los afloramientos graníticos donde anidan las cigüeñas, y que dan nombre de Los Barruecos, a la zona donde se encuentran.
Finalizada la visita hacia las 18 horas, y tras un breve descanso, nos dirigimos nuevamente hacia Càceres, donde llegamos a las 18,30 horas.
Como la cena estaba fijada, (como siempre) para las 21 horas, la mayoría del grupo, nos dirigimos a la Concatedral, ya que en la visita de la mañana nos había quedado por visitar el campanario, y que nuestro guía, nos indicó que era un lugar especial, para fotografías, por divisar toda la ciudad, y sus panorámicas. Efectuada la visita con la subida de los muchos escalones, y la incomodidad que presupone encontrarse en una estrecha escalera, con gente que sube y otros que bajan, nos retiramos al hotel, para dar por finalizada la jornada.
A la hora fijada nos encontramos nuevamente con Marco, para dirigirnos esta vez, hasta el Santuario de Guadalupe, distante unas dos horas de Càceres. Durante el viaje, y como fue habitual, nuestro guía, nos informó de cantidad de detalles de la dehesa extremeña e intentò que viéramos algún ejemplar de cerdo ibérico, pero desgraciadamente no fue posible, no obstante, sus conocimientos y su facilidad para trasmitirlos, hizo que el viaje resultara muy ameno, y cuando nos dimos cuenta, nos bajábamos el autobús en la plaza del santuario.
Previamente a la visita del Santuario, Marco nos hace subir a la parte alta del pueblo, desde donde su contempla una vista panorámica de las construcciones del mismo.
Alli, y por exigencias de los monjes franciscanos, actuales moradores del conjunto, nos recibe un seglar, que nos pasea primero por el claustro, donde no deja hacer fotos hasta el final de la visita. Pasamos por la sala de los bordados (ornamentos religiosos) de los libros miniados (ejemplares de tamaño extraordinario y de hasta 50 kg.- de peso) la sala de pinturas (donde se exhiben cuadros de el Greco ,Zurbaran y otros maestros de la pintura. Una vez acabada esta visita, nos deja en manos de un fraile, el cual explica la confeccion del camarin de la virgen e invita a quien lo desee, a besar la medalla de la virgen de Guadalupe.
A continuacion, como de costumbre, tiempo libre para las compras ò para tomar el aperitivo, y a las 13,30 a comer . A partir de las 4 de la tarde, nos dirigimos a la villa de Trujillo donde en su plaza mayor (nunca mejor dicho, ya que es una de las mas grandes de España) preside una estatua ecuestre de su hijo mas famoso, el descubridor Francisco Pizarro.
Subimos a la ciudad alta, donde, como en toda Extremadura, volvemos a encontrarnos con los palacios de las familias de los Chaves, Escobar, Pizarro, Carvajal Vargas , Orellana y otros, que ya nos vienen siendo conocidos por las explicaciones de Marco y por su repetición. Su iglesia mas importante es la de Santa Maria la Mayor, a cuyo campanario ascendimos , los que diò lugar a que el dia siguiente todos tuviéramos agujetas.Una vez finalizada la visita, emprendemos viaje a Càceres, donde, como viene siendo habitual, llegamos alrededor de las 19 horas. A las 21 la cena, y cada cual dispone a su antojo.
Este dia hemos madrugado un poco mas, salimos a las 9 horas, en dirección a Badajoz, donde recalamos a las 10,30 aproximadamente. Hacemos una visita panorámica desde el autobús, donde nuestro guía nos informa de las particularidades de la ciudad, y a pie, visitamos el casco antiguo, donde destaca el antiguo mercado, situado en una zona degradada en los años 80 y que actualmente està siendo restaurada. Visitamos el centro de la ciudad, donde dedicamos un tiempo a la ermita de la Virgen de la Soledad y en su alrededor, la estàtua del celebre cantaor Porrina de Badajoz, hijo ilustre de la ciudad. Tras un tiempo libre, como es habitual, nos dirigimos a Mèrida donde comimos, quedando citados a las 16 horas, para efectuar la visita del conjunto románico mas importante del mundo.Desde el autobús, pudimos contemplar al circo y posteriormente accedimos al recinto donde se encuentra el anfiteatro y el teatro, que viene siendo usado desde hace 25 años para la representación de obras, preferentemente clàsicas de autores griegos, aunque también se representan otras mas modernas. A pesar de que casi todos los asistentes conocíamos las ruinas, no dejamos de maravillarnos ante la magnificencia que representa, y lo bien que se conservan. Finalizada la visita, de nuevo al autobús y regreso a Càceres.
Al ser el último dia del viaje, la cita es en la recepción del hotel a las 9 de la mañana, ya que tenemos que repetir del acercamiento del autobús, mediante la colaboración de la Policìa Municipal, para cargar el equipaje. A continuación, nos dirigimos a Plasencia, a donde arribamos sobre las 10,30 de la mañana. ¡Era el cumpleaños de nuestro guía! Y las mujeres del grupo, no dejaron de recordárselo. Otra ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde se encuentran multitud de construcciones del siglo XII y siguientes y donde destacan la catedral vieja y la nueva (en realidad como nos dijo Marco 2 mitades) ya que la nueva, no se acabò, y el vieja que debía ser derruida, tampoco lo fuè del todo. Nuevamente palacios y casonas de los apellidos ilustres asentados en Plasencia actualmente convertidos en hoteles, ò dependencias de organismos de la Junta de Extremadura, lo que permite el mantenimiento de los mismos en buenas condiciones de habitabilidad. Una vez visitada la Ciudad Antigua, nos despedimos de nuestro Guia, y ante la amenaza de lluvia, nos dirigimos al restaurante para comer. Anécdota. Nuestro menú se lo habían servido a otro grupo mas pequeño que el nuestro, y aunque era distinto a lo que tenían contratado, parece que no se enteraron. Una vez aclarado el tema, y repuestas fuerzas a las tres de la tarde nos dirigimos al autobús, para emprender viaje de regreso a Asturias.
Como si la providencia nos hubiera acompañado, fue salir de Plasencia, y comenzar a diluviar, y no paràr hasta Benavente, donde hicimos la parada obligada para el descanso del chofer y a continuación nos dirigimos a Oviedo, donde se quedaron los 20 compañeros, continuando los 8 restantes a Gijòn, donde nos despedimos a las 9 de la noche aproximadamente.
Viaje muy agradable, afortunados con el tiempo, chofer y guía excepcionales y, quizás por la veteranía de los viajeros, sin incidentes que mencionar, camaradería y buen humor, que hizo que la despedida fuera un poco triste y nos emplazáramos para otra ocasión.
